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Salvador Arroyo
Bruselas
Martes, 17 de marzo 2020, 22:01
Residentes de la UE que regresen a casa desde países terceros, sus familiares, diplomáticos que estén realizando misiones en el exterior, científicos, profesionales sanitarios o ciudadanos que cruzan la frontera para trabajar fuera del 'espacio Schengen'. Son las excepciones a una norma inédita en ... la historia de la Unión Europea que ayer certificaron los jefes de Estado y de Gobierno: la frontera exterior del territorio se blindará durante un mes a viajeros que provengan de países terceros. Los líderes dijeron 'sí' a la propuesta que les lanzó la Comisión Europea el pasado lunes. Y de forma unánime. En la práctica, el primer ejemplo de plena coordinación entre los socios del club desde el estallido de la crisis sanitaria del coronavirus.
El candado 'formal' lo anunciaba el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, pasadas las ocho de la tarde, tras una nueva cumbre de tres horas por videoconferencia (la segunda en una semana) que, por cierto, no será la última. Porque la presencial programada para los días 26 y 27 en Bruselas, se realizará siguiendo el mismo formato.
«Hemos decidido de forma coordinada restringir los viajes que no sean esenciales a la UE durante 30 días», dijo el belga con solemnidad. La histórica medida tiene como objetivo contener la expansión de la pandemia, aunque llega cuando ya está muy presente en todo el territorio y con Italia como segundo país con mayor número de muertes fuera de China. De hecho, la Organización Mundial de la Salud ya desplazó la pasada semana el epicentro de la pandemia del país asiático a Europa.
El veto a «los viajes no esenciales» eximiría sobre el papel los desplazamientos entre trabajadores transfronterizos que residan o estén empleados dentro del 'espacio Schengen', pero que se desplacen habitualmente a países del continente que no forman parte del mismo como Reino Unido, Islandia, Suiza, Liechtenstein y Noruega. Los controles no dificultarían esos movimientos, aunque son las decisiones de sus gobiernos las que van a marcar la pauta en el proceso. De hecho, Michel aseguró que «se encontrarán soluciones adecuadas para los trabajadores transfronterizos».
En términos generales, habrá controles sistemáticos para detectar la presencia de síntomas y/o la exposición al Covid-19 de viajeros europeos que hayan llegado de áreas o países afectados. Y se podría prohibir la salida de los no comunitarios que quisieran abandonar la UE y mostrarán también síntomas bajo sospecha. Se contempla el aislamiento y que las autoridades de ambos lados de la frontera acuerden el manejo apropiado de «los casos que puedan suponer un riesgo para la salud pública».
Las restricciones serán nulas para el tránsito de mercancías. De hecho, los líderes aceptan establecer lo que denominan como pasillos verdes, vías rápidas para las mercancías en las fronteras porque «el flujo de bienes a la Unión Europea debe continuar asegurando el suministro, incluidos artículos que son esenciales como medicamentos, alimentos y componentes que son necesarios en nuestras fábricas».
La medida sería de activación urgente (el 'desde ya' se da por hecho), temporal, pero ampliable, dependiendo de la evolución de la pandemia. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, insistió en la comparecencia que siguió a la 'telecumbre' que «los Estados habían dado un respaldo unánime a la medida» y que se habían comprometido a «actuar inmediatamente». También se actuará rápido y de forma coordinada entre las embajadas y las representaciones de la UE en terceros países para la repatriación de ciudadanos «movilizando financiación adicional para estas operaciones».
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