Buckingham anuncia que Felipe de Edimburgo deja los actos oficiales

Es una decisión suya que respalda la reina, según el comunicado de palacio. Isabel II ya ha reducido su carga de trabajo, encomendando a su hijo y heredero, Carlos, la representación de la corona en actos que requieren viajes intercontinentales y pasando a otros miembros de la familia el rol de patronazgo de varias asociaciones benéficas, entre los cientos que encabeza. Felipe era el quinto miembro de la familia por ranking de actividad.

La noticia no ha provocado aspavientos de decepción entre los turistas congregados esta mañana en torno a la verja de de Buckingham. Los pocos que había a las diez de la mañana, cuando se esperaba el anuncio, estaban allí como parte del itinerario por la Londres monumental o esperando el solemne pasacalles militar del cambio de la guardia. Pero había multitud de cámaras de televisión en el borde del contiguo Green Park como consecuencia de una fiebre de madrugada.

El anuncio por la televisión Sky de que empleados de la casa real habían sido convocados a una reunión de emergencia provocó especulaciones durante la noche sobre la muerte de Felipe, sobre la abdicación de la reina, el embarazo de Catalina, la boda de Enrique,... Hubo carreras al amanecer para llegar lo más pronto posible a palacio para ver si la enseña real ondeaba ya a media asta.

La casa real ha emitido un comunicado madrugador para calmar los ánimos, porque la noticia no iba a ser "preocupante". Le han seguido especulaciones ya prosaicas, como la posibilidad de que tras la reunión, que expertos en cuestiones palaciegas describían como rutinaria, se anunciasen unas obras en Buckingham. Ya ocurrió en Navidad que un fuerte catarro de la reina provocó una ola de lucubraciones sobre su muerte y la sucesión.

El ritmo de la monarquía británica está marcado por la parsimonia y la tradición, salvo en momentos familiares críticos, como fue la muerte de Diana en accidente. Se anuncia hoy lo que ocurrirá en otoño y que es congruente con la edad del protagonista, Felipe de Edimburgo, que un día se quejó de haber sido reducido al rol de una ameba y es el consorte eficaz de la monarca británica más duradera en la historia.