COLPISA / AFP
Viernes, 21 de abril 2017, 02:14
"La gente corría, se empujaba y se llevaba las mesas por delante": una mujer de 39 años cenaba tranquilamente el jueves en un restaurante del los Campos Elíseos en París cuando un tiroteo generó una ola de pánico en la avenida más famosa del ... mundo.
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Nadie entendía lo que estaba pasando, "sobre todo los turistas extranjeros", relata consternada esta testigo a la AFP. Afuera, los escaparates de las tiendas de lujo seguían iluminados pero las veredas se vaciaron de gente y se llenaron de vehículos policiales con las luces encendidas, mientras un helicóptero sobrevolaba el lugar.
A tres días de una elección presidencial bajo medidas extremas de seguridad a causa de la amenaza yihadista, un policía murió y otros dos resultaron gravemente heridos por los disparos del atacante, que fue abatido por las fuerzas del orden. Una turista resultó además levemente herida en el incidente.
La testigo, que prefirió no dar su nombre, terminaba de cenar cuando el terror invadió el lugar. "Los camareros nos pidieron que saliéramos de la sala hacia atrás pero no había otra salida y entonces tuvimos que escondernos en al patio trasero". "Alguien dijo: 'Hubo disparos, creí que iba a morir'. Los camareros apagaron la luz". Luego llegaron los bomberos para ayudarlos a evacuar la zona.
Antes incluso de que el ataque fuese reivindicado por la organización terrorista autodenominado Estado Islámico (EI), la mitad de los Campos Elíseos vecina al Arco de Triunfo había quedado desierta. Decenas de vehículos policiales acudieron a la avenida, que al igual que la Torre Eiffel es un emblema de la capital francesa, cita obligada de turistas y lugar de festejos populares. Las fuerzas del orden, bomberos y socorristas la recorrían nerviosamente de cabo a rabo. Los agentes de policía recogieron las bolsas de los cubos de basura para analizar su contenido.
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Tras el pánico desencadenado por el tiroteo, una vez que turistas y transeúntes habían huido del lugar hacia las calles adyacentes, regresó la tranquilidad. Pero el ambiente seguía tenso y las estaciones de metro de la zona cerraron sus puertas. Muchos se refugiaron en restaurantes, tiendas y cines de la avenida, a lo largo de sus veredas arboladas. "Hay gente que buscó refugio en el cine Lincoln, no sé decirle cuántos, pero por precaución no pueden salir", dijo a la AFP la vendedora de entradas.
Mehdi, consultante en comunicación de unos 40 años, estaba sentado en un restaurante cercano cuando estalló el tiroteo. "Escuché disparos y me acerqué a ver qué pasaba, vi gente tirada en el suelo, por lo menos dos cuerpos y gente que corría por todas partes y que gritaba. Me asusté y me fui, ni siquiera pagué la cuenta", dijo a la AFP.
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El salón de té Ladurée, sobre la avenida, se convirtió rápidamente en cuartel general de crisis, tras la llegada del ministro del Interior Matthias Fekl y de la alcaldesa de París Anne Hidalgo, llegados en convoy protegido y escoltados por hombres con armas automáticas. En la plaza Charles de Gaulle, militares de la división Sentinela armaron un cordón de seguridad para bloquear el acceso a la avenida.
Varios turistas azorados intentaban comprender lo sucedido. Maud y Wilfried Deneau, llegados de Nantes (oeste de Francia) con sus hijos de 13 y 15 años, deploran que París haya sido otra vez escenario de un ataque. "No queremos tener miedo y por eso vinimos, a mostrarles el Arco de Triunfo".
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