Lazarat, la antigua capital de la droga

Ante la dura prospección de oportunidades, los que se quedaron empezaron a buscar sus opciones para una vida mejor. Con ingenio y un abanico escaso de oportunidades, también surgieron los oportunistas que observaron en la particular naturaleza del estado un horizonte abierto. En Lazarat, una localidad fronteriza en las montañas, prosperó un negocio turbio amparado por la corrupción de un país con vagos referentes capitalistas y negativas expectativas.

De manera progresiva los agricultores de la zona constataron que en lugar de dedicarse al tradicional alimento del ganado podían ganar más dinero con el cultivo del cannabis. Amparados en una sociedad permisiva y en unas autoridades con tendencia a aceptar los sobornos, crecieron las plantaciones y los negocios de la marihuana hasta ser bautizada como la capital de la droga europea.

El fracaso de Lazarat se alcanzó desde su propio éxito de una manera que recuerda a los otros refugios de la marihuana europea que se convirtieron en centros de peregrinación. Una pareja neerlandesa amante del cannabis descubrió su particular Xanadú con un vídeo que se popularizó entre los consumidores de la droga y ayudó a su localización. «La Policía no entra aquí. Tienen una guerra contra ellos y todo el verde que se ve en el horizonte es cannabis. Toda la aldea se ha creado para esto. Realmente no es normal... todo un pueblo lleno de droga», describía uno de los protagonistas.

En junio de 2013, 800 agentes de policía se presentaron en la capital de la marihuana con vehículos blindados y la presión de una Unión Europea que exigía avances a una Albania aspirante a entrar en el club del Viejo Continente después de incorporarse a la OTAN en 2009. Los investigadores italianos calculaban que por entonces en Lazarat se producían 900.000 toneladas de droga gracias a las 130.000 plantas de cannabis distribuidas en las caras de sus montañas. «El viejo tabú de 20 años de una zona que se declaró a sí misma como una república independiente se había convertido en la marca de la vergüenza de Albania», reconoció Edi Rama, el presidente que ascendió al poder en 2013 y portó la bandera de la lucha contra la droga. La intervención duró cinco días. 7.000 balas, diez granadas, 130 casas registradas y 14 detenidos resultaron como balance final de unas fuerzas de la Policía que habían visto como la comisaría más cercana había sido incendiada en los primeros enfrentamientos en una guerra que sirve de base a una película que se estrenará probablemente en 2017 ('Lazarat Burning').

La situación parece haber cambiado en Lazarat debido a sus aspiraciones de alcanzar el resguardo comunitario. En 2014 las autoridades aprehendieron más de cien toneladas de marihuana en todo el país, una cantidad mayor que la recogida en los nueve años anteriores. En el año actual la policía albanesa calcula que se han destruido más de dos millones de plantas de cannabis.

Sin embargo, las cifras con parte del maquillaje. «Los compradores tienen el dinero, nosotros tenemos el material. Es así de simple. Un kilo de cannabis se puede vender por 800 o 1.000 euros, así que puedes entender lo importante que es», reconocía un productor en un reportaje de la televisión albanesa. «Muchos prefieren trabajar en Italia, donde en dos meses ahorrarán lo que una familia en un año. Otros prefieren mejorar con el cannabis, que es más fácil, no muy arriesgado y está más aceptado en la sociedad que otras drogas o que el narcotráfico o el tráfico de personas. Y no se olviden que dos kilogramos de cannabis tienen se valoran en 300 euros, tanto como una tonelada de trigo», recuerda el periodista Gijergi Erebara en un informe para el Observatorio de los Balcanes y del Caúcaso.

Hoy Lazarat no es la capital de la droga y los aviones de reconocimiento han constatado la reducción de sus plantaciones, pero la marihuana se ha extendido por una Albania con 18% de habitantes sin empleo según las cifras oficiales. Las autoridades cuentan con menos medios que los traficantes y la corrupción todavía ayuda a los delincuentes (cultivar y transportar marihuana se castiga con entre tres y siete años de cárcel) aunque cayera la capital de la droga. Lazarat conseguía un promedio de 900 toneladas con un valor de venta de 4.500 millones de euros (aproximadamente la mitad del Producto Interior Bruto del país). Hoy ha sido sustituida por cultivos más diseminados y extendidos. «Queremos vivir y necesitamos dinero. No todos escaparemos, pero esperamos conseguirlo», recuerda uno de los agricultores a la televisión del país.