Cadena perpetua para el asesino de Jo Cox

Cox tenía 41 años y era madre de dos hijos pequeños. Como la víctima "era miembro del Parlamento, su crimen tiene una dimensión adicional que exige un castigo particular", ha señalado el juez Alan Wilkie antes de imponer la cadena perpetua sin posibilidad de revisión, algo muy inusual en el Reino Unido. "No hay duda de que (el acto) se hizo para promover una causa política", ha añadido. "Mair no explicó su acto, pero la fiscalía pudo demostrar que, movido por el odio, su crimen premeditado es un acto de terrorismo destinado a realzar su ideología", ha afirmado Sue Hemming, del ministerio público, en un comunicado.

El acusado, que se había declarado no culpable pero renunció a su defensa, ha asistido impasible a la lectura del veredicto y la condena. El marido de la diputada, Brendan Cox, ha tildado el asesinato de "un acto político y un acto terrorista".

Una campaña marcada por el juego sucio

La muerte de Cox, defensora de los refugiados y los inmigrantes, ocurrió en una campaña cuya agresividad y juego sucio habían sido denunciadas desde muchos sectores, y que fue suspendida durante tres días en señal de luto. "No nos interesa la persona que lo perpetró, sentimos piedad por él", ha añadido el marido. "Jo se interesaba por todo el mundo, no por su ego, sino por su deseo de ayudar", ha agregado.

El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha afirmado que "el asesinato fue un ataque a la democracia y privó al mundo de una embajadora de la bondad y la compasión". "Jo vivió de acuerdo a sus valores hasta el final, cuando antepuso la seguridad de su personal a la suya. El Partido Laborista estará siempre orgulloso de Jo", ha remachado.