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COLPISA / AFP
Martes, 23 de junio 2015, 16:41
El optimismo de los dirigentes de la zona euro sobre un posible acuerdo con Grecia atenúa el temor de un 'default' del país, donde sin embargo se prepara una batalla política para hacer aprobar las concesiones del Gobierno.
"Estamos muy cerca (de un ... acuerdo), las próximas 48 horas serán decisivas", ha afirmado este martes el portavoz del Ejecutivo griego, Gabriel Sakellaridis, tras una cumbre de dirigentes europeos que terminó con una nota positiva, pues las propuestas de reforma de Atenas fueron consideradas por Bruselas como "un positivo paso adelante".
Pero el Ejecutivo griego piensa ya en el escollo que le espera a nivel interno. "Si el acuerdo no logra la aprobación de los diputados de la mayoría gubernamental, el Gobierno no puede mantenerse", ha declarado el portavoz a la cadena de televisión Mega, exhortando a la "responsabilidad individual" de los parlamentarios.
En efecto, si se cierra un acuerdo esta semana el Gobierno griego tendrá que someter de forma urgente al Parlamento el catálogo de medidas, ya tachado en Grecia por algunos como una nueva cura de austeridad tras seis años de recesión.
"Beso de la muerte"
El partido gobernante, Syriza, tiene 149 diputados sobre un total de 300, a los que hay que añadir los trece del pequeño partido de la derecha nacionalista Griegos Independientes (Anel), coaligado en el Ejecutivo. Pero algunos sectores del ala izquierda de Syriza son contrarios a las concesiones que supondría ese acuerdo, o al menos denuncian sus insuficiencias.
Aunque en principio los líderes europeos acogieron favorablemente las propuestas griegas, fueron evasivos sobre el espinoso tema de la deuda de este país, superior al 180% de su PIB. "El tema de una solución a la deuda ha sido planteado por el primer ministro (Alexis Tsipras). Hay que afrontar este tema, no podemos esquivarlo", ha afirmado Sakellardis.
Además, el retorno de un IVA al 23% en el sector de la restauración -que ya estuvo en vigor entre 2011 y 2013- es calificado como "beso de la muerte" por el presidente de la asociación de cadenas de restauración (SEPOA), Thanassis Papanikolaou.
Por otra parte, Grecia ha aceptado el principio de una extension del actual plan de ayuda más allá del 30 de junio -fecha en la que llega a término-, cuando la idea original en Syriza era salir de la tutela de los acreedores.
Hasta ahora un solo diputado del ala izquierda de Syriza, Alexis Mitropoulos, se ha declarado públicamente contrario a votar este eventual acuerdo con los acreedores. Pero una de las tendencias del ala izquierda de Syriza también denunció el lunes por la noche, en un texto colgado en internet, los recortes presupuestarios y las subidas de impuestos que parece dispuesto a aceptar el Gobierno de Tsipras.
El sindicato del Partido Comunista (Pame) ha convocado una manifestación para este martes por la tarde para denunciar "un acuerdo contra el pueblo". La Bolsa de Atenas, al igual que las europeas, han acogido en cambio positivamente la perspectiva de un acuerdo, y operan en verde este martes.
El 30 de junio, Atenas debe pagar al FMI unos 1.500 millones de euros, para lo que necesita el último tramo de 7.200 millones de euros del plan de rescate financiero que se acordó en 2012 y que lleva meses bloqueado. Para obtener esta partida, Atenas presentó, como pedían sus socios de la eurozona, un paquete de reformas y ajustes que tiene que superar un doble escollo: obtener el aval de los acreedores y luego, bajo forma de acuerdo, ser aprobado por el Parlamento heleno.
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