Fotos y velas señalan el lugar donde fue golpeada la joven estudiante de origen turco Tugçe Albayrak.

La Justicia alemana da una lección a medios y a políticos

El juicio revela que la joven de origen turco que conmovió al país con su muerte no fue una heroína ni su agresor un matón desalmado

Miguel Salvatierra

Sábado, 20 de junio 2015, 08:01

La Justicia alemana ha hecho luz sobre una historia que medios de comunicación y políticos habían distorsionado a su antojo para convertirla en una película de buenos y malos que poco tenía que ver con lo que en realidad sucedió. Los hechos se produjeron en ... la madrugada del 15 de noviembre cuando una chica quedó en coma al caer al suelo por el golpe de un joven. Dos semanas más tarde, la familia pidió desconectar las máquinas que la mantenían con vida de forma artificial.

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Los medios más sensacionalistas, con el diario Bild a la cabeza, dieron verosimilitud a la historia según al cual la joven de origen turco, Tugce Albayrak, de 22 años, salió en defensa de dos menores que se habían refugiado en los lavabos ante el ataque de un grupo de hombres en un McDonalds de las afueras de Offenbach, en el oeste de Alemania. Uno de los agresores, Sanel M, de 18 años, golpeó a la chica en el aparcamiento de la hamburguesería que cayó al suelo y se produjo las lesiones que provocaron su muerte.

La historia conmovió al país y Tugce Albayak fue descrita como una heroína y, en palabras del presidente federal, Joachim Gauck, un ejemplo de coraje cívico a seguir. Las biografías de los dos protagonistas de la historia se prestaban con gran facilidad a los estereotipos que se construyeron. Ella, una joven de origen turco, buena estudiante de medicina y perfectamente integrada. Él, conflictivo, hijo de serbios, en paro y con antecedentes.

El funeral de Albayak en una pequeña mezquita, bajo las banderas alemana y turca, reunió a más de mil personas y fue retransmitido en directo por la cadena NTV. El portavoz de Ángela Merkel expresó durante el sepelio que la canciller veía con gran simpatía la iniciativa del presidente Gauck de imponer a la difunta la Cruz del mérito federal, condecoración que no se concede a título póstumo, pero que fue objeto de una petición popular firmada por 170.000 personas. Todo parecía cristalino. El Bild no tardó en incluir la fotografía de Sanel al que tachó con rapidez de asesino y el presidente Glauck consideró que la joven fue víctima de una agresión brutal.

La versión real

Sin embargo, el juicio demostró que lo que sucedió aquella desgraciada madrugada no fue tan simple. Quedó probado que víctima y agresor se insultaron y pelearon tras pasar una noche de juerga y alcohol. A causa de una bofetada del joven, Tugce cayó y se golpeó la cabeza con el suelo. Según el fiscal, ni ella era una heroína nacional ni el acusado un matón desalmado. El juez Jens Assling declaró culpable a Sanel M. por haber provocado lesiones físicas con consecuencia de muerte y le condenó a tres años de cárcel. Al acusado se le reconocieron como atenuante las muestras de arrepentimiento dadas durante el juicio, en el que pidió perdón a los familiares de la víctima y admitió haberla golpeado sin calcular el efecto de su agresión.

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El juicio y la sentencia han puesto en evidencia a los medios de información y a los dirigentes políticos que se apresuraron a emitir un veredicto. Como dijo el juez Assling, se repartieron culpas antes de comprobar los hechos. Al final, la verdad arruinó los grandes titulares y la retórica hueca del simplismo político para vergüenza de sus responsables.

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