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«Supe de inmediato que algo andaba mal porque escuché un silbido, disparos y sentí de inmediato que la bala me atravesaba la piel». Donald Trump ha descrito de esta manera en su red Truth Social los primeros instantes del atentado que sufrió este sábado ... durante su mitin en Butler, una comunidad rural de Pensilvania. El candidato republicano acababa de iniciar el mitin cuando un joven de 20 años identificado como Thomas Matthew Crooks, le disparó desde la distancia con la versión doméstica de un fusil de asalto. «Una bala me atravesó la parte superior de la oreja derecha», relata el magnate, que enseguida notó la sangre brotar en ese lado de su rostro.
Trump, que ha contado su experiencia después de ser asistido en un hospital, recuerda que «hubo mucho sangrado, así que me di cuenta entonces de lo que estaba sucediendo». Las imágenes del tiroteo le muestran cómo, después de llevarse la mano a la cara y ver que se impregnaba de sangre, el candidato se arroja al suelo. La multitud congregada detrás de él en el escenario hace lo mismo, aterrorizada, al darse cuenta de que están en mitad de un atentado.
La Policía logró abatir al tirador, no sin que antes sus disparos alcanzaran a tres miembros del público. Uno de ellos falleció prácticamente al instante. El joven había dejado un mensaje grabado en el que manifestaba su «odio» al candidato. También se declaraba ideológicamente republicano.
En sus tuits, Trump envía sus condolencias a la familia del espectador fallecido y a la de otro asistente que «resultó gravemente herido». El líder republicano señala que no conocía ni sabía nada de su agresor. «Quiero agradecer al Servicio Secreto de los Estados Unidos y a todas las fuerzas del orden por su rápida respuesta al tiroteo que acaba de ocurrir en Butler», concluye el republicano, que este domingo realizará probablemente unas declaraciones sobre el ataque. Trump tenía previsto dedicar esta jornada dominical a los preparativos de su presentación en la Convención Nacional Republicana, mañana en Milwaukee, donde será nominado oficialmente candidato a las elecciones presidenciales de noviembre.
Sus seguidores pensaban que era Dios, mucho antes de que sobreviviera al intento de asesinato del sábado. Desde ese momento, la imagen de Donald Trump ensangrentado con el puño en alto le convierte en un super hombre y puede llevarle hasta la Casa Blanca. «¡Este es el luchador que EEUU necesita!», escribió su hijo Eric Trump al tuitearla.
El candidato republicano se encontraba sobre el escenario sobre las siete de la tarde del sábado (una de la madrugada de este domingo en España) cuando de pronto se llevó la mano a la oreja con un gesto de dolor. 'Pop', 'pop', 'pop', se oyó. Los agentes de los Servicios Secretos se lanzaron inmediatamente sobre él, parapetándolo con sus cuerpos, en una acción encomiable que ha sido alabada por toda la clase política sin fisuras. «Mis pensamientos y oraciones están con el expresidente Trump», le deseó el congresista neoyorquino Hakeem Jeffries, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes. «Agradecido por la decisiva respuesta de las fuerzas del orden. Estados Unidos es una democracia. Cualquier tipo de violencia política nunca es aceptable», resolvió tajante.
La confusión cundió en el escenario mientras el magnate era trasladado a toda velocidad hasta un centro médico, con un chorretón de sangre corriéndole por la mejilla derecha. Los agentes del Servicio Secreto instaron a los espectadores a arrojarse al suelo. Algunos de ellos pudieron apreciar unas nubecillas de humo procedentes del lateral izquierdo, en la zona donde habían sonado los disparos.
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El pistolero fue abatido inmediatamente por el equipo de francotiradores, preparados rifle en mano para responder a cualquier amenaza desde el tejado contiguo al escenario. Presuntamente, el asesino se había apostado en el tejado de una fábrica cercana, situada a 135 metros de distancia, fuera del perímetro de seguridad en el que el público había sido concienzudamente inspeccionado al pasar por detectores de metales.
Según recoge 'The Telegraph', varias personas observaron al pistolero trepar hacia el tejadillo desde el exterior del recinto donde tenía lugar el mitin. «Parecía un militar por sus ropas. Se advertía claramente que llevaba un rifle», explicó uno de ellos. Los testigos alertaron rápidamente a la Policía, pero en ese momento se produjeron los disparos. Otro espectador declaró que él pudo ver a los francotiradores de las fuerzas de seguridad agitarse de repente y mirar con sus prismáticos hacia un punto lejano del escenario mientras se preparaban para utilizar sus armas. «En ese momento se escucharon las detonaciones. En un primer momento no supe si eran de sus fusiles o del tirador», contó a los medios estadounidenses. Sólo le dio tiempo a arrojarse al suelo.
Antes de hacer público el nombre del pistolero, las autoridades realizaron «pruebas biométricas y análisis de ADN para verificar su identidad», contó el agente especial del FBI Kevin Rojak. La agencia de investigación ha pedido ayuda al público para que envíe las imágenes capturadas durante el mitin y aporten su testimonio. Una fotografía que publica este domingo 'The Washington Post' parece mostrar la turbulencia en el aire que deja la bala después de rozar el rostro de Trump
Someone appears to have shot a gun at Donald Trump. Unclear whether he was actually hit. Someone yells “shooter down.” pic.twitter.com/80zfDL2Rqv
— Sawyer Hackett (@SawyerHackett) July 13, 2024
Según fuentes de diversos medios, se trataba de un joven veinteañero blanco llamado Thomas Matthew Crooks y vecino de Bethel Park, a una hora en coche de la localidad de Butler. Llegó armado con un rifle semiautomático y no llevaba identificación encima. Apuntó a la cara del ex presidente, pero en ese momento éste se giró para señalar hacia algunos datos migratorios que se exponían en una tabla sobre el escenario y esquivó la bala, que solo le rozó la oreja. «Supe inmediatamente que algo iba mal cuando escuché un zumbido, disparos y sentí la bala perforándome la piel», escribió Trump en su red de Truth Social. Fue ese giro de cabeza en medio de su discurso el que probablemente le salvó la vida por cuestión de milímetros.
Menos suerte tuvo el hombre de pie en las gradas que murió al instante, víctima de uno de esos disparos, según los testigos. En las imágenes se puede ver a otra mujer evacuada entre dos policías, que presuntamente también habría resultado herida, aunque el coronel de la Policía estatal de Pensilvania George Biven aseguró que tanto el fallecido como los dos heridos eran «hombres adultos». El equipo de Trump abrió inmediatamente una campaña de recaudación de fondos «para ayudar a las familias».
Estados Unidos no había vivido el intento de asesinato de un presidente o ex presidente desde que John Hinckley disparó contra Ronald Reagan en marzo de 1981. «Te quiero, papá, hoy y siempre», tuiteó su hija Ivanka, al dar las gracias a los Servicios Secretos y al resto de los agentes «por su rápida y decisiva actuación». Los agentes tardaron una milésima de segundo en lanzarse contra él y blindarlo con sus propios cuerpos. «Le tengo, aguante», le decía uno.
Con la cara pegada al suelo y sin zapatos, Trump chorreaba sangre, probablemente aún demasiado dopado por la adrenalina del momento como para saber con certeza si sus heridas eran graves o no. «Hawkeye está aquí», grita un escolta en alusión al nombre clave del expresidente. «Le sangra la cabeza. Tenemos que moverle. Aguante«, se escucha en los audios grabados de ese momento con las voces de los guardaespaldas. »El pistolero ha sido abatido», informa uno de ellos. «¿Podemos movernos?», pregunta otro de los escoltas que protegen al candidato en el estrado. «Todo despejado», le contestan.
Desorientado, el ex presidente pide un momento de respiro. «Dejad que me ponga los zapatos», ruega.
De acuerdo a su máxima, no podía salir del escenario con una imagen de derrotado, así que mientras los agentes de los servicios secretos lo sacaban de allí para trasladarlo a un centro médico, levantó el puño al aire con un gesto de victoria y balbuceo. «Luchad, luchad, luchad», gritó. Su público respondió con el «U-S-A» que siempre corean cada vez que hay un problema en los actos trumpistas, habituados a ser interrumpidos por manifestantes contrarios al republicano.
Poco después, la zona fue evacuada y la Policía acordonó la escena del crimen. Un portavoz de los Servicios Secretos precisó en X que el candidato «se encuentra a salvo». El propio herido dijo en un comunicado que está «bien», tras ser ingresado en un centro médico. Su primogénito, Donald Trump Jr., quisó tranquilizar a los seguidores de su padre y manifestó que éste se encontraba en condiciones de «seguir defendiendo» al país.
«Todo el mundo tiene que condenarlo, esto es de enfermos», pidió el presidente Biden, que llamó personalmente a Trump para interesarse por su salud y ofrecerle su apoyo. El propio republicano bajó poco después las escalerillas de su avión por su propio pie, para demostrar que había salido de aquello sin que se le moviera el flequillo. Las acusaciones iniciales quedaron en manos de su delfín, J.D. Vance, el congresista de Ohio que suena como favorito para ser su vicepresidente, quien culpabilizó a los demócratas por demonizar a Trump. Rebajar la temperatura del discurso político en EE UU pasará, en estas circunstancias, por dejar de presentar al candidato conservador como un fascista peligroso para la democracia.
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Se trataba solo del segundo mitin que Trump celebraba desde que el pasado 27 de enero su rival, el presidente Joe Biden, sufriera un descalabro total en el primer debate que enfrentaba a los dos candidatos presidenciales. Se abría así una crisis política en el Partido Demócrata, donde se busca una alternativa a su candidatura ante lo que parece una inevitable vuelta de Trump a la Casa Blanca.
El aspirante conservador ha explotado la imagen de debilidad de su rival de 81 años para confrontarla con su propia vitalidad y el vigor de un hombre fuerte capaz de darle la vuelta al país. La foto de ayer, herido puño en alto en el escenario, volará sola y sin duda corrobora la imagen que quiere proyectar. Además, los demócratas han retirado del aire todos los anuncios contratados para respetar este momento sobrio en el que la encarnizada lucha política ha llegado a un nivel inaceptable de violencia.
El senador de Florida, Marco Rubio, que se considera uno de los tres finalistas para ese puesto, fue uno de los primeros en expresar sus «oraciones por el presidente Trump y todos los que atendían al mitin de Pensilvania». El otro finalista, el congresista de Ohio JD Vance, se apresuró a pedir que todo el mundo se uniera en sus rezos por el candidato, cuya salud no corre peligro». El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, también reclamó sosiego. «La violencia dirigida contra cualquier partido o líder político es absolutamente inaceptable. No tiene cabida en Pensilvania ni en los Estados Unidos», condenó Shapiro, en la misma línea que decenas de senadores y miembros de la Cámara de Representantes, incrédulos y al mismo tiempo preocupados por atentados que «suponen un ataque a la democracia y la libertad».
Una nueva pesadilla
Estados Unidos entró anoche en una nueva pesadilla. El Butler Farm Show pasará ahora a la historia norteamericana como un triste pasaje de la violencia política. En algunos medios varios simpatizantes republicanos señalaban que los hechos les retrotrajeron de inmediato al asesinato de John Fitzgerald Kennedy en Dallas o el intento de matar a Ronald Reagan en 1981 en Washington.
El atentado, se produce en vísperas de un momento soñado por Donald Trump durante los últimos cuatro años. El partido de Lincoln y Reagan rendido a sus pies en una gran convención que arranca mañana, lunes, en la que será coronado oficialmente candidato presidencial para las elecciones de noviembre, frente a un rival que se desmorona.
Su única aparición desde el debate había sido el jueves en su campo de golf de El Doral en Miami. El expresidente había preferido permanecer al margen mientras la crisis de Biden desangraba a su rival, pero después de que los ánimos se calmasen con la actuación del presidente en la conferencia de prensa con la que cerró la cumbre de la OTAN, volvió al ataque. Pensilvania es el campo de batalla en el que debe de ganar a Biden. Este lunes comienza en Milwaukee (Wisconsin) la convención del Partido Republicano en la que el expresidente será coronado candidato presidencial y anunciará el nombre de su pareja en la candidatura. El show debe continuar, ha advertido la campaña del candidato republicano.
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