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Mercedes Gallego
Corresponsal en Nueva York
Jueves, 31 de mayo 2018, 16:15
Ni todas las copas y chuletones que el secretario de Estado y su ayudante compartieron el miércoles por la noche con la mano derecha de Kim Jong-un en un hotel de Nueva York sirvieron para garantizar que la cumbre de Singapur ocurrirá. «No lo ... sé», se resistió Mike Pompeo cuando la prensa le preguntó.
Hacía bien en no dar garantías, al tratarse de dos de los líderes más inestables del mundo. El secretario de Estado se ha reunido dos veces con el líder norcoreano en el mes que lleva en el cargo y tres con su vicepresidente del Comité Central del partido Kim Yong-chol, antiguo jefe de espionaje al que se responsabiliza de grandes ataques masivos como el que sufrió Sony. Pompeo asegura que el objetivo de su país es lograr la «desnuclearización total» de la península, pero al parecer ambas partes tienen una definición distinta de lo que eso significa. «No os equivoquéis, esto es un reto increíblemente difícil. Vamos minuto a minuto, día por día».
En el de hoy, el enviado norcoreano le entregará personalmente al presidente Donald Trump una carta de su líder supremo, cuyo contenido no conoce ni el propio Pompeo. Es de esperar que sea, como dice, «un paso en la dirección correcta». El secretario de Estado asegura que se han hecho «grandes progresos en las últimas 72 horas».
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