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Lo de Texas contra los inmigrantes mexicanos no era personal. La prueba es que ahora les toca a los chinos, a quienes la pandemia y el clima político -con episodios como el globo espía derribado hace una semana sobre el Atlántico- han puesto en el ... disparadero del odio. En su caso, además, vienen con dinero y eso hace que la 'invasión' sea todavía más peligrosa. El Estado texano tiene una propuesta de ley sobre la mesa que les prohibirá comprar propiedades en ese territorio «por seguridad nacional».
El texto fue presentado antes de la última polémica con China, en noviembre, a raíz de que Sun Guangxin, un multimillonario de este país que había trabajado en sus Fuerzas Armadas, comprara más de 52.600 hectáreas cerca de una base militar al suroeste de Texas. Su propósito era construir una macrogranja de energía renovable con placas solares y aerogeneradores para entrar en el negocio de este sector en Estados Unidos. La respuesta texana fue el veto a esos proyectos de infraestructuras a quienes tuvieran lazos directos con China, lo que facilitó la venta del terreno de la discordia a la empresa española Greenalia. Para algunos, sin embargo, no fue suficiente.
La senadora estatal por el Partido Republicano Lois Kolkhorst introdujo la propuesta de ley que también afectará a rusos, iraníes y norcoreanos. El objetivo es prohibir a los ciudadanos de esas naciones «hostiles» adquirir propiedades en un estado con 1,4 millones de asiáticos (223.500 se consideran de origen chino). También se pondría en peligro las inversiones de empresas de China y los sueños de inmigrantes y exiliados políticos que precisamente huyen de esos gobiernos.
Puede que la iniciativa no prospere, pero las recientes tensiones desatadas por la incursión de un globo espía del Gobierno chino han servido para alimentar el discurso de quienes apuestan por poner barreras y actuar con dureza. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ya ha anunciado que firmarán la ley si llega a su mesa. El obstáculo está en los legisladores demócratas, aunque la senadora Kolkhorst es proclive a negociar para superar sus reticencias. Así, por ejemplo, introducirá una enmienda para dejar «claro como el agua» que el veto no afectará a ciudadanos de Estados Unidos o residentes legales permanentes. Sí lo hará a quienes estén en el país con un visado de trabajo.
Varios estados cuentan con iniciativas parecidas aunque Texas es la que ha llegado más lejos y sirve de modelo a otros gobernadores con aspiraciones presidenciales, como Ron DeSantis en Florida. En California ya existía una propuesta que ha servido de inspiración, la ley 1084, esponsorizada por un legislador demócrata y aprobada el año pasado que se tropezó con el 'no' del gobernador Gavin Newsom, que también se rumorea como candidato presidencial pero busca el apoyo de un electorado diferente. En su caso, la idea era dilatar la compra y el arrendamiento de propiedades agrícolas, acuíferos, producciones energéticas e instalaciones de desalinización a inversores extranjeros.
Algunos demócratas que apoyaron la ley californiana intentaban ponérselo difícil al narcotráfico mexicano, que busca nuevos horizontes para sus cultivos de marihuana ahora que se legaliza en Estados Unidos. Pero los recientes acontecimientos políticos han acentuado el foco asiático. Un comité de la Cámara Baja en el Congreso norteamericano estudia endurecer la supervisión de inversiones agrícolas, entre las que ha aumentado significativamente el dinero procedente de China. La mitad de esas tierras está en Texas.
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