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Las denuncias de la familia, la presión internacional y la indignación en Rusia de intelectuales y algunos popes de la Iglesia Ortodoxa parecen haber hecho comprender a las autoridades que es mejor entregar a su madre el cuerpo del líder opositor Alexéi Navalni, cuya muerte ... en la colonia penitenciaria número 3 de Jarp (Ártico) fue anunciada el pasado 16 de febrero, que seguir alimentando el oprobio de mantenerlo bajo custodia para evitar un probable entierro multitudinario.
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La portavoz del equipo del conocido activista ruso y luchador anticorrupción, Kira Yarmish, fue la encargada de confirmar que Liudmila Naválnaya, madre de Alexéi, había recibido por fin este sábado el cadáver, ocho días después de que se supiera del deceso, tras infructuosos esfuerzos para conseguirlo hasta ese momento. La entrega se efectuó en Salejard, el centro administrativo de la región de Yamal.
Yarmish dio las gracias a todos los que han clamado a favor de que la familia pudiera disponer del cuerpo. «El entierro está aún pendiente. No sabemos si las autoridades interferirán para que se lleve a cabo como la familia quiere y como Alexéi se merece», explicó la portavoz, quien aseguró que en su certificado de defunción figura que la muerte se debió a «causas naturales». Iván Zhdánov, miembro clave de la organización creada por Navalni, declaró que «todo se hará de la forma más común, funeral en la iglesia y entierro en el cementerio, a los que podrán asistir quienes quieran venir a despedirse de él».
Se da la circunstancia de que sólo un día antes, el viernes, amenazaron a la madre del político muerto con hacer reposar sus restos en territorio de la cárcel si en tres horas no aceptaba un enterramiento en secreto y lejos de sus seguidores. Yarmish denunció el ultimátum lanzado por «un miembro del Comité de Instrucción». La viuda del opositor, Julia Naválnaya, había deplorado asimismo a través de un vídeo que el presidente ruso, Vladímir Putin, mantuviera como «rehén» el cuerpo de su marido. Le acusó de «satanismo» y tachó de «falso» que el jefe del Kremlin sea creyente y cumpla los preceptos cristianos como proclama cada vez que asiste a una iglesia o participa en alguna celebración religiosa.
Según sus palabras, «su muerte no ha sido suficiente para Putin, además se burla de nosotros y chantajea a la madre (…) porque Putin es el único responsable de esta situación, es quien da las órdenes, el mismo que trata de demostrar que es un devoto cristiano». Naválnaya criticaba en el mismo mensaje la guerra contra Ucrania señalando que «dice luchar contra el mal occidental que interfiere en nuestros valores tradicionales, pero se dedica a matar, a bombardear civiles de noche con misiles bendecidos en iglesias».
Durante toda la semana, miles de rusos y ciudadanos de otros países habían exigido la entrega del cuerpo de Navalni a sus familiares. Mensajes de vídeo fueron grabados por muchos periodistas famosos y figuras públicas, personas del mundo del arte y los negocios. Entre ellos, el premio Nobel de la paz y director de 'Nóvaya Gazeta', Dmitri Murátov, el coreógrafo Mijaíl Baríshnikov, la historiadora Tamara Eidelman, la presentadora de televisión Tatiana Lázareva, el líder del grupo musical Mashina Vremeni, Andréi Makarévich, el empresario Evgueni Chichvarkin, el director de cine Andréi Sviáguintsev, el escritor Víctor Shenderóvich y la activista del grupo Pussy Riot Nadezhda Tolokónnikova. En total, más de una veintena de personajes muy conocidos por el público ruso.
A juicio de Shenderóvich, «Putin temió a Navalni durante muchos años y sigue temiéndolo después de muerto». Zhdánov ya dijo que la negativa a poner el cadáver a disposición de la familia «es ilegal, las atribuciones del Comité de Instrucción terminan en cuanto se determinan las causas de la muerte. A partir de ese momento, hay que entregar el cuerpo en un plazo de 24 horas».
Este sábado, simpatizantes de Navalni, junto con las mujeres familiares de los rusos enviados al frente, acudieron a depositar flores en la Tumba al Soldado Desconocido, en la misma muralla del Kremlin. La Policía practicó detenciones incluyendo a periodistas que llevaban chalecos reflectantes con la palabra 'Prensa'. También hubo detenidos entre la gente que hacía cola en la catedral de Cristo Salvador para homenajear al opositor fallecido.
Los días 15, 16 y 17 de marzo tendrán lugar las elecciones presidenciales rusas en las que se espera una victoria aplastante de Putin, quien todavía no ha dicho nada en relación con la muerte de Navalni, cuyo nombre nunca ha querido pronunciar. En tal contexto, un entierro multitudinario del disidente se convertiría muy probablemente en un acto de repulsa contra las autoridades, por lo que aún está por ver cómo se resolverá la cuestión de las exequias.
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