Indignación en México al morir una migrante por culpa de otra rodilla policial

Floyd era un hombretón de 1.93 y más de cien kilos. El peso del agente Dereck Chauvin le comprimió el pecho impidiendo que los pulmones se expandieran, pero a la salvadoreña de 36 años las rodillas de la mujer policía que se le hincó encima le fracturaron dos vértebras de la columna vertebral, que le produjeron la muerte.

Eso es lo que ha concluido con una rapidez inusitada el informe del forense, tras el escándalo que han desatado los vídeos tomados a la luz del día en una zona transitada por extranjeros. Tulum vive del turismo, mermado en los últimos años por la pandemia y una densa marea de algas que ha arruinado sus playas caribeñas. El episodio público de un cuerpo de policía fuera de control es otro tachón para su imagen.

Hay, también, un gobierno en el poder que presume de respetar los derechos humanos. «Antes había autoritarismo y se cometían estos hechos con frecuencia e impunidad, ahora no», aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrados, que ha prometido «castigar a los responsables».

Los tres agentes y la mujer policía involucrados en el presunto homicidio han ingresado en prisión a la espera del juicio. Respondían a una llamada en la que se denunciaba a una mujer embriagada que causaba desorden en la vía pública, pero «la técnica policial de control corporal aplicada y el nivel de fuerza utilizado se realizó de manera desproporcionada, sin que estuviera acorde a la resistencia de la víctima», ha concluido el fiscal. Salazar, que estaba en México como asilada política, tenía dos hijas, de las que ha prometido hacerse cargo el gobierno de su país.