La ONU renueva en su 75 aniversario el llamamiento al multilateralismo

Tres cuartos de siglo han pasado y parte del optimismo que marcó su nacimiento se ha desvanecido ante el empuje del nacionalismo a ultranza y el unilateralismo rampante. Esta vez los líderes no viajaron a Nueva York para sus discursos sino que enviaron vídeos que se escucharon en la sala de la Asamblea semivacía, en el legendario edificio del Este de Manhattan, esta semana más sombrío que de costumbre.

Faltó el normal ambiente de bullicio que suele presidir la semana de la Asamblea, en que 193 delegaciones entran en actividad frenética, cientos de visitantes descienden sobre la ciudad creando el notorio caos de tráfico entre apretadas agendas, protocolos y sistemas de seguridad, y, por supuesto, las habituales protestas de rigor rodeando el magnífico edificio diseñado por Oscar Niemeyer y Le Corbusier.

El Covid-19 «ha puesto al descubierto las fragilidades del mundo», declaró el secretario general, António Guterres, en su discurso de conmemoración del 75 aniversario. Vulnerabilidades, dijo, que sólo pueden abordarse juntos. Enumeró las crisis que asolan al mundo y recordó las importantes victorias de la ONU: tratados de paz, descolonización, el establecimiento de estándares de derechos humanos, el fin del apartheid en Sudáfrica, la erradicación de enfermedades, la reducción del hambre, el desarrollo del derecho internacional y los acuerdos medioambientales. Paralelamente, denunció que la desigualdad de género sigue siendo «el mayor desafío».

Como antídoto a la polarización, Guterres apeló a un nuevo multilateralismo basado en la sociedad civil, las ciudades, las empresas, las autoridades locales y los jóvenes, e instó a los líderes a trabajar juntos y a preservar el éxito más importante de la organización desde su fundación: la cooperación.

En ausencia del usual liderazgo de EE UU, el presidente chino, Xi Jinping, y el líder francés, Emmanuel Macron, dotaron de significación el aniversario con apelaciones al multilateralismo, y a un optimismo cauteloso sobre la capacidad de la ONU para renovar su sentido en la confrontación de los retos actuales. Con tono de superpotencia, Xi dijo que ningún país debe tener derecho a controlar el destino de otros y reservarse las ventajas del desarrollo para sí. Una crítica velada a la arrogancia estadounidense.

El aniversario encontró a dos de los socios fundadores e impulsores de la organización, Reino Unido y EE UU, al margen del credo del multilateralismo. Ambos están enfrascados en un nuevo nacionalismo alejado del espíritu de cooperación internacional al que constantemente recurren para respaldar sus agendas. Aunque ayer el 'premier' británico reconoció la necesidad de aunar fuerzas contra el coronavirus

El presidente Trump tornó su posición de privilegio delante de 182 oradores en una oportunidad para desdeñar una vez más a la comunidad mundial y a la ONU y vender un nacionalismo provincial en formato de anuncio electoral. En otro desaire a Naciones Unidas, EE UU delegó su representación en su embajadora adjunta interina, Cherith Norman Chalet, que devaluó los resultados de la organización por resistirse a una «reforma significativa».