M. Pérez/J. Gómez Peña
Jueves, 15 de agosto 2024, 21:07
Gaza, Oriente Medio y la estabilidad mundial se juegan su futuro en la reunión en Doha promovida por Estados Unidos, Egipto y Catar que busca desde ayer un alto el fuego en Gaza. Esa tregua entre Hamás e Israel podría evitar, según los mediadores, el ... anunciado ataque de Irán contra el Estado hebreo por el asesinato del jefe político del grupo palestino Ismail Haniye y, como consecuencia, una escalada bélica en la región. La cita empezó con buen pie. Estados Unidos asegura que las conversaciones indirectas entre Hamás –no ha enviado delegación– e Israel son un «comienzo prometedor» para tratar de sellar un acuerdo.
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Con todo, el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, matizó que debido a la «complejidad» del proceso no es probable que se logre un pacto en esta fase inicial, aunque confía en conseguir avances en las próximas horas o días, según informa la cadena CNN.
Por todo lo que está en juego en estas conversaciones, la Administración estadounidense ha hecho un despliegue inusual de representantes. El director de la CIA, William J. Burns, llegó ayer a Catar. Amos Hochstein, asesor principal de la Casa Blanca en la región, se encuentra ya en Líbano. Y Brett McGurk, el responsable personal de Joe Biden para asuntos de Oriente Medio, viaja hacia Egipto, como primera escala antes de Catar. Uno de sus propósitos es insistir en que Israel ha llegado ya a una especie de límite final con Hamás y que poco puede hacer ya la operación militar en Gaza, según 'The New York Times'.
Estados Unidos considera que el ejército israelí ha cumplido sus objetivos en la Franja. Los asesores de Seguridad Nacional en el Gobierno coinciden mayoritariamente en que la operación militar ha reducido a niveles mínimos el poder de combate de Hamás y que proseguir con los bombardeos aéreos sólo incrementa el riesgo para los civiles. Altos mandos estadounidenses han mostrado su sorpresa porque creen que Israel ha alcanzado metas superiores a las que esperaba hace diez meses, pero advierten de que la milicia islamista nunca será eliminada por completo mediante las armas y que la liberación de los rehenes llegará por la vía de la negociación, no de la guerra.
Hamás, que se ha negado a acudir a Doha, sí ha dejado la puerta abierta a hablar con los mediadores si hay una propuesta por parte de Israel. El grupo palestino se aferra al plan de paz presentado en mayo por Joe Biden, que contempla la liberación de rehenes judíos y de presos palestinos. En este punto, uno de los obstáculos es la negativa de Tel Aviv a soltar a algunos prisioneros que considera especialmente peligrosos. La delegación hebrea en Doha está encabezada por el jefe del servicio de Inteligencia exterior, David Barnea, y el jefe del Shin Bet, Ronen Bar.
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El plan lanzado por Biden para alcanzar una tregua se divide en tres fases: la primera se prolongaría durante seis semanas. En ese tiempo, las fuerzas israelíes se retirarían de las zonas pobladas de Gaza y se produciría la liberación de varios presos palestinos a cambio de la entrega de rehenes israelíes (quedan 115 en poder de Hamás). En una segunda etapa, serían liberados el resto de los cautivos. El tercer capítulo contempla el inicio de la reconstrucción de la Franja.
La Casa Blanca, y también varios países de Oriente Medio, están convencidos de que del resultado de esta negociación depende en bastante medida que Irán lleve a cabo su anunciado ataque a Israel. Para Washington, se trata de la última oportunidad para frenar una espiral que ha costado ya la vida a 40.000 palestinos.
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