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Lourdes Gómez
Corresponsal en Londres
Lunes, 15 de noviembre 2021, 13:07
El estado de alerta en Reino Unido subió este lunes a su segundo máximo nivel, severo, y la red de hospitales públicos del país se disponía a revisar sus mecanismos de seguridad ante la alarmante explosión de Liverpool, dentro de un taxi, que la Policía ... investiga como «incidente terrorista». Murió el presunto autor del artefacto casero, que fue detonado junto a la entrada del Hospital de Mujeres de la ciudad. Al taxista, David Perry, se le reconoce como un héroe que no solo salvó su vida, sino también previno una posible matanza y un «desastre absolutamente horrible».
La alcaldesa de Liverpool, Joanne Anderson, celebró el «heroico esfuerzo» de Perry, quien bloqueó al parecer el seguro de las puertas traseras encerrando en el taxi al presunto terrorista. En imágenes grabadas del incidente, se ve al conductor saliendo y apartándose del coche segundos antes de que el artefacto explotara en su interior. Una espiral de llamas y humo se desencadenó poco después, con el pasajero dentro. La mujer del taxista, Rachel, escribió en las redes sociales que tiene «suerte de seguir vivo». «La explosión se produjo cuando estaba dentro del coche y es un milagro absoluto que consiguiera escapar», exclamó.
La Policía identificó anoche al presunto terrorista como Enmad al Swealmeen, de 32 años. Se le relaciona con dos domicilios de sendos barrios de Liverpool, donde se descubrieron «artefactos importantes» para la investigación. El registro de ambas localizaciones continúa al tiempo que detectives interrogan a cuatro «asociados», con edades entre 20 y 29 años, que fueron detenidos este lunes y el domingo.
Expertos en seguridad sugirieron inicialmente que Al Swealmeen no estaba fichado por extremismo islamista ni asomaba en el radar de posibles sospechosos de las agencias de Inteligencia. Por tanto, anoche seguían abiertas distintas líneas sobre el móvil e, incluso, el objetivo real del atentado con una bomba casera fabricada por el individuo, según los indicios preliminares que arroja la investigación. El Hospital de Mujeres se ubica a corta distancia de la catedral protestante de la ciudad, donde el servicio anual en memoria de los caídos en combate comenzó minutos después del insólito atentado del domingo.
De acuerdo con la narrativa del jefe adjunto de la división contraterrorista de la región, Russ Jackson, Al Swealmeen pidió un taxi para ir al centro hospitalario desde uno de los domicilios. Es un recorrido de unos diez minutos que concluyó en el «repugnante ataque» y que supone un «crudo recordatorio de que hemos de permanecer vigilantes», según el primer ministro, Boris Johnson. «El terrorismo nunca amedrentará a los británicos», enfatizó en televisión.
El nivel de alarma se incrementó de sustancial a severo, indicando que es «altamente posible» un nuevo ataque. La medida no responde necesariamente a datos de Inteligencia sobre la planificación de otra acción, sino a la realidad del momento. Hace un mes, el diputado conservador David Amees fue asesinado a puñaladas mientras participaba en una rutinaria sesión de asistencia a ciudadanos de su circunscripción en el este de Inglaterra. El crimen se considera de naturaleza terrorista y su presunto autor es un británico-somalí de 25 años, Ali Harbi Ali.
En 2016, en plena campaña del referéndum del Brexit, la parlamentaria laborista Jo Cox murió por disparos de un ultraderechista cuando se dirigía a un encuentro con sus electores. «Es importante que la gente permanezca alerta a la amenaza del terrorismo, pero no alarmada», dijo ayer la ministra del Interior, Priti Patel.
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