J. Gómez Peña
Domingo, 12 de enero 2025, 00:19
«El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva», declaró en una ocasión Donald Trump. Es un ferviente negacionista. En 2017, durante su primera estancia en la Casa Blanca, Estados Unidos se ... retiró del Acuerdo de París que desde 2015 adopta medidas y busca acuerdos contra el cambio climático. Uno de los países más contaminantes del mundo envió así un mensaje al resto del planeta y dejó en entredicho la campaña para salvaguardar el medio ambiente.
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Trump quiere impulsar la producción de automóviles de fabricación estadounidense. Y aunque Elon Musk, su socio y hombre fuerte en el próximo Gobierno, es dueño de la firma de vehículos eléctricos Tesla, el líder republicano se ha opuesto siempre a los automóviles 'limpios' y se ha mostrado partidario de los combustibles fósiles. Entre sus promesas electorales figura: «¡Perforaremos, perforaremos y perforaremos!». En busca de hidrocarburos y también de gas, el combustible que ahora tanto reclaman desde Europa tras el veto a Rusia por la invasión de Ucrania.
No parece que Trump vaya a cambiar de opinión sobre el clima durante su segundo mandato. En esa defensa de la industrial nacional y, al mismo tiempo, en el apoyo que le dan los grandes tecnomagnates están las claves de su último éxito electoral. Estados Unidos viene de años de inflación creciente. El 60% de los ciudadanos asegura tener dificultades para llegar a fin de mes en el país más rico del planeta. Sea una realidad o una sensación, ese aumento de la pobreza de las clases media y obrera ha polarizado a la población. Hay un dato significativo: sólo el 6% de las personas encuestadas tiene un cónyuge simpatizante del partido político opuesto. Revelador.
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J. Gómez Peña
En 2016, cuando ganó por primera vez las elecciones presidenciales, Trump era visto por los empresarios de Silicon Valey como un peligro. Hasta fue luego expulsado de la red social Twiter. Ahora, los gurús digitales lo arropan. Tienen motivos: les bajará los impuestos y eliminará normas regulatorias. Además, la Inteligencia Artificial necesita un gigantesco y creciente consumo de energía. El presidente electo no reparará en el medio ambiente a la hora de alimentar esa hoguera.
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