¿Está perdiendo Occidente la guerra en Ucrania?

A la conquista de la citada ciudad de Avdiivka, se ha añadido esta misma semana la toma de la localidad de Pobeda, también a manos de las fuerzas rusas, lo que demuestra el significativo derrumbe de las tropas ucranianas en este parte del frente oriental, cercano a la capital del oblast de Donestk, con el mismo nombre.

Todos los indicios nos indican que la guerra de Ucrania se encuentra actualmente en una encrucijada como consecuencia, fundamentalmente, de no haber recibido las fuerzas de Zelenski en el momento oportuno y en la suficiente cantidad el apoyo militar occidental prometido -ya se habla de fatiga occidental- principalmente en munición, en defensa antiaérea y en misiles de largo alcance.

Es cierto que las fuerzas rusas están llevando a cabo algunas operaciones de limpieza dentro de Avdivka junto a otras de conquista de localidades cercanas como la citada Pobeda. Pero también es verdad que para realizar una operación importante de alto calado es necesario realizar una pausa estratégica con el objetivo de reagruparse y preparar una organización operativa lo suficientemente potente como para penetrar con éxito en las consolidadas posiciones defensivas ucranianas.

En este momento, las fuerzas rusas están tomando la iniciativa y han pasado a una actitud claramente ofensiva, cierto que a costa de un gran desgaste en tropas y en material, pero ocupando lentamente nuevo terreno ucraniano. No cabe duda de que Rusia está tomando ventaja de la conocida falta de munición y de armamento decisivo de Ucrania.

También se han observado algunos movimientos de tropas rusas en los oblast de Zaporiyia y Jersón lo que viene a indicar que están dando prioridad a esta zona. ¿Por qué? Porque para Ucrania resulta vital para su salida al mar de Azov y a parte del mar Negro, con independencia de que su control por parte de Rusia permite tener una comunicación terrestre directa con la península de Crimea, donde está ubicada la única base naval rusa en aguas calientes.

No hay duda de que en el momento actual ninguno de los dos contendientes dispone de la suficiente capacidad estratégica operativa para conseguir una victoria militar. Sin embargo, existe el temor de que Putin realice una gran ofensiva después de las elecciones rusas de mediados de marzo.

Ante esta previsible amenaza resulta totalmente necesario que Occidente reaccione con rapidez y apoye militar y financieramente a Kiev para que Ucrania y, en definitiva, Occidente, no pierda la guerra. En otro caso, en Europa aparecería una gran crisis existencial de imprevisibles consecuencias.