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Mikel Ayestaran
Jerusalén
Miércoles, 27 de enero 2021, 21:29
Diez años después de acabar con la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali y convertirse en la chispa de la llamada «Primavera árabe», las calles de Túnez vuelven a gritar «¡Abajo el régimen!» Miles de personas, sobre todo jóvenes, participan en las movilizaciones que ... desde el 15 de enero se suceden en todo el país y que han obligado al primer ministro Hichem Mechichi a remodelar el Ejecutivo con once nuevos ministros para formar un equipo «más efectivo».
La medida se adoptó después de una sesión maratoniana que se desarrolló mientras cientos de personas se concentraban en el exterior del Parlamento para mostrar su malestar y exigir cambios. «Los jóvenes que protestan son nuestra prioridad. Sus demandas son legítimas y el Gobierno debe atender su enfado», declaró Mechichi.
Las autoridades temían este décimo aniversario y coincidiendo con la fecha de la huida de Ben Ali a Arabia Saudí decretaron un nuevo toque de queda y un confinamiento de cuatro días que presentaron como medidas de la lucha contra la pandemia. La calle respondió con manifestaciones y choques nocturnos con unas fuerzas de seguridad que desde entonces han detenido a 1.600 personas, según los datos de la Tunisian League of Human Rights (LTDH por sus siglas en francés).
Diez años después de la revolución, Túnez es el único de los países que pasó por una revuelta que ha logrado poner en marcha un sistema democrático (el resto fueron Yemen, Egipto, Libia, Siria y Bahrein). Los sucesivos Gobiernos han sido incapaces de mejorar el nivel de vida de los tunecinos y la crisis económica vuelve a ser uno de los principales motivos de descontento, pero la libertad de expresión permite que portales como Meshkal recojan con detalle las denuncias de malos tratos por parte de los detenidos, 600 de ellos menores de edad, y sus familiares.
Los choques dejan también un fallecido. Se trata de Haykel Rachdi, joven de Sbeitla fallecido el lunes tras las heridas sufridas por el impacto de un bote de gases lacrimógenos. Sbeitla es una población vecina a Sidi Bouzid, el lugar en el que se inmoló Mohamed Bouazizi en diciembre de 2010, el considerado «primer mártir» de la revolución que acabó con Ben Ali.
El coronavirus ha terminado por hundir el sector del turismo en Túnez, uno de los motores económicos del país que estaba tocado desde 2011 por la inestabilidad y los golpes del yihadismo. Según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) la economía se contrajo un 8,2% en 2020, «un dato sin precedentes», y el desempleo entre jóvenes de 15 y 24 años, protagonistas de las movilizaciones, superó el 36%.
Tras remodelar el Gobierno, Mechichi anunció medidas de choque para intentar superar la crisis como el incremento de un 30% de la tasa de energías renovables en la producción de electricidad del país y se marcó el objetivo de elevar el PIB del 4,3% al seis. El primer ministro se salió con la suya pese a la falta de apoyo del presidente del país, Kais Saied, que a comienzos de semana rechazó cualquier cambio en el equipo ministerial.
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