Arranca el alto el fuego de cuatro días entre Israel y Hamás tras unas horas previas de intensos bombardeos por tierra, mar y aire

Entre los últimos objetivos alcanzados por Israel antes del alto el fuego se encuentran el hospital de Indonesia, donde quedan unos 200 pacientes a la espera de una evacuación, una escuela de la ONU en Yabalia y el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza. El canal público israelí Kan confirmó que el ejército intensificó las operaciones y que se produjeron intercambio de disparos en Beit Lahia, en esa zona norte que Israel quiere vaciar de civiles.

Esta primera tregua llega tras más de 1.200 israelíes y 14.000 palestinos muertos y, si ambas partes cumplen lo acordado, esta misma tarde Hamás pondrá en libertad al primer grupo de 13 rehenes, todos ellos mujeres y niños. Al otro lado de la verja de separación, los israelíes liberarán a 39 presos palestinos, también mujeres y menores.

El plan diseñado con la mediación de Catar dibuja un escenario similar durante los cuatro días de alto el fuego hasta que se libere a 50 rehenes y se ponga en libertad a 150 presos palestinos. Israel pondrá en libertad a 3 presos por cada rehén que reciba, esa es la media acordada. A lo largo de este proceso, Israel autorizará la entrada por Rafah de 200 camiones diarios con ayuda humanitaria, 130.000 litros de combustible y cuatro camiones con gas.

El momento de la entrega de los rehenes es uno de los más delicados y tanto Cruz Roja como Media Luna Roja tomarán parte en su traslado de regreso a casa. Según adelantaron estas organizaciones, los grupos liberados por Hamás cruzarán a Egipto a través del paso de Rafah y luego serán trasladados a Israel, donde se han preparado seis hospitales para atenderles y allí serán donde se produzca el esperado reencuentro con las familias.

Las autoridades de Catar, país en el que Hamás cuenta con una oficina y que da refugio a los grandes líderes políticos de este grupo considerado terrorista por Estados Unidos o la UE, han resultado claves en el proceso negociador. Majed Al Ansari, portavoz de Exteriores, declaró ante los medios que «hemos llegado a un punto en el que todo está cerrado y es la hora de llevarlo a la práctica». Admitió que «los detalles finales sobre cómo se ejecutará el intercambio han sido muy difíciles (…) y queríamos garantizar que nada causara daño a los rehenes en el proceso de liberación».

Al Ansari especificó que «se ha juntado a los cautivos que pertenecen a la misma familia y se ha diseñado la lista con criterio humanitario, dando prioridad a mujeres y niños para sacarles del peligro lo antes posible».

Las Brigadas Al Qassam emitieron un comunicado para anunciar que tanto ellas como el resto de facciones palestinas se adhieren a la tregua y detendrán sus actividades militares durante el tiempo acordado. No obstante, el brazo armado de los extremistas pidió a «la gente libre del mundo» que golpee intereses del Estado judío allí donde pueda. Se trata del primer llamamiento de este tipo que realizan los islamistas. Osama Hamdan, portavoz del grupo, agradeció la mediación de Catar y Egipto y acusó a Benjamín Netanyahu de ser el responsable de la tardanza en el inicio de un alto el fuego al que ellos accedieron «hace diez días». «Esto no supone el final de la guerra», dijo.

Diferentes líderes internacionales han saludado el alto el fuego con esperanza. El presidente de EE UU, Joe Biden, conversó con Benjamín Netanyahu, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Zanir, y el mandatario egipcio, Abdelfatá al Sisi, para trasladarles su agradecimiento por esta «pausa humanitaria». Parece que llega el momento para el duende de la guerra, aunque será leve, de apenas cuatro días, antes de que las armas vuelvan a mandar en este conflicto.