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Imagen del dirigible 'Sky Dew', que opera en la frontera del Líbano
La tecnología militar al límite: el caso de los dirigibles espía en Gaza

La tecnología militar al límite: el caso de los dirigibles espía en Gaza

Estos globos de vigilancia comenzaron a utilizarse en 2021 y el año pasado uno de ellos cayó sobre la franja de Gaza

Óscar B. de Otálora / Gonzalo de las Heras

Jueves, 26 de octubre 2023, 00:40

Entre los debates abiertos en Israel sobre los fallos de seguridad que facilitaron el ataque de los yihadistas de Hamás del pasado 7 de octubre -en el que fueron asesinadas 1.500 personas y se produjeron más de 200 secuestros-, uno de ellos afecta una de las innovaciones en sistemas de vigilancia que se encontraban en vigor en la frontera: los globos espías. Diversos medios han señalado que este sofisticado sistema, diseñado para detectar las amenazas y poder anticiparse a ellas, no funcionó en el momento clave de la historia reciente de Israel. Al igual que sucedió en Estados Unidos el 11-S, la discusión pública está poniendo sobre la mesa el hecho de que confiar en la tecnología como principal escudo ante el terrorismo puede ser letal para un país.

El sistema de vigilancia mediante globos fue presentado por Israel en 2021 como un importante avance tecnológico que iba a mejorar la capacidad del país de detectar amenazas como el lanzamiento de misiles con el suficiente tiempo de antelación para derribarlos en el aire. El aparato más grande que comenzó a operar fue el denominado 'Tal Shamayin' o 'Sky Dew', (Rocío del cielo, en castellano), un gigantesco zepelín desplegado en la frontera del Líbano y equipado con radares de largo alcance. Este globo mide 117 metros de longitud, puede situarse a cinco kilómetros de altura y está unido a tierra por un cable de fibra óptica que le permite transmitir información en tiempo real. Muchas de las especificaciones de este modelo son secretas aunque según los fabricantes, puede 'ver' hasta los 250 kilómetros de distancia.

El globo se transporta en un camión especial que se encarga de controlarlo y recibir los datos.

Se hincha sobre el propio camión para que se eleve. En todo momento está atado al módulo de control, diseñado incluso para remolcarlo si fuera necesario.

Puede subir hasta casi 500 metros, y permanecer ahí durante tres días antes de que sea necesario hacerlo bajar para volver a llenarlo de helio.

La versión 'Skystar 330', de 8 metros de diámetro, puede cargar con 50 kilogramos de equipo, principalmente cámaras y radares que vigilan en todas direcciones.

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El segundo modelo fue desarrollado por la empresa israelí RT y se denomina 'Skystar'. Este globo es bastante más pequeño -2,5 metros de longitud- y se puede situar a 500 metros de altura. Este globo está equipado con cámaras de vídeo y con distintos sensores. En la frontera de la franja de Gaza se colocaron cuatro de estos globos. Teniendo en cuenta que este territorio tiene una anchura de 14 kilómetros, los zepelines pueden monitorizar amplias zonas de este territorio con una precisión milimétrica.

La ventaja de los globos frente a otros sistemas más complejos de vigilancia como los drones es que su coste es mucho más reducido y su mantenimiento menos complejo. El 'Skystar' puede pasar tres días en el aire sin necesidad de descender para renovar sus depósitos de helio, el gas que les sustenta en el aire. En el caso del 'Tal Shamayin', su capacidad de flotar sin operaciones de puesta a punto es de dos meses. Estos dos modelos, por otra parte, habían sido probados por Estados Unidos en Afganistán, con el fin de proteger sus bases de los ataques de los talibanes.

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Todas las fortalezas tecnológicas de los dirigibles se tambalearon el junio del año pasado, cuando uno de los globos que vigilaba la franja de Gaza cayó sobre territorio palestino. El aerostato se precipitó sobre Beit Hanoun, una localidad próxima a la frontera con Israel. Aunque Israel aseguró que el accidente no había supuesto una filtración de tecnología sensible, fuentes palestinas aseguraron que los aviones de Tel Aviv habían bombardeado el lugar en el que cayó el dirigible con la intención de destruir los restos. Los terroristas de Hamás, por su parte, se jactaron de haberse quedado con las cámaras encontradas entre los restos del aparato.

Una imagen del dirigible desde la frontera del Líbano.

Tras la caída, los globos se continuaron utilizando y, en principio, debían estar activos en la mañana del 7 de octubre, cuando los yihadistas palestinos lanzaron miles de cohetes hacia Israel e iniciaron su incursión. Según el diario Haaretz, estos globos no se encontraban plenamente operativos ya que el Comando Sur del Ejército Israelí, que se encarga de la seguridad en Gaza, había descuidado su mantenimiento y privilegiado la utilización de drones. No obstante, otras fuentes sostienen que Hamás habría podido encontrar la manera de sortear la vigilancia de estos zepelines. El Ministerio de Defensa ha rechazado las críticas y ha asegurado que su actuación fue la correcta.

«Fuimos incapaces de generar una alerta suficiente para evitar el ataque. La responsabilidad recae sobre mí»

Ronen Bar

Director del Shin Bet

La discusión sobre el uso de los globos se une al fuerte debate que vive Israel tras el fracaso de sus sistemas de espionaje, considerado uno de los mejores del mundo y que, con el tiempo, se ha convertido en el escudo mental con el que se protegían muchos israelíes, conscientes de vivir rodeados de amenazas. En medio de la conmoción causada por la incursión de Hamás y la debilidad que mostraron en los primeros momentos las tropas israelíes ya se han producido dos significativas peticiones de perdón. El jefe de la Inteligencia Militar, Aharon Aliva, y el director del espionaje interior o Shin Bet, Ronen Bar, ya han afirmado que hay que investigar los errores que impidieron prever el ataque de Hamás.

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