La reforma judicial de Netanyahu topa con la oposición de los militares

De momento se trata de un gesto simbólico que no afecta a la operatividad de las Fuerzas Armadas, que en las últimas horas han intervenido en Yenín o bombardeado Siria, pero preocupa que el movimiento coja fuerza en el seno de una institución sagrada en el país. El tema es tan grave que toda la oposición, en lugar de usarlo como arma arrojadiza contra el Gobierno, se unió para pedir a los reservistas que cumplan con su deber.

«Este tipo de negativas son un fenómeno peligroso al que hay que oponerse con firmeza, pero cuando lo hacemos, incluso en el fragor del momento, debe hacerse dentro de los límites del discurso. Nuestro objetivo es tratar de calmar las tensiones y no inflamarlas, y esto se aplica a todos sin excepción», fue el mensaje que dirigió Netanyahu a su partido. Las palabras del primer ministro tenían como objetivo a su diputado Shlomo Karhi, quien recurrió a las redes sociales para decir a estos reservistas que «iréis al infierno» por no acudir a la llamada a filas.

Karhi recibió también la respuesta inmediata de decenas de reservistas que se concentraron frente a su residencia. Uno de los manifestantes declaró al Canal 12 de la televisión israelí que «hemos estado en todas las esquinas del mundo por el bien de este país y el infierno es un destino demasiado lejano. No nos iremos a ninguna parte, nos quedamos para luchar por la democracia».

El servicio militar en Israel es obligatorio y dura tres años, después el periodo en la reserva se alarga hasta que se cumplen los 40 años. A partir de este momento, el servicio es voluntario por lo que quien no acude a filas no puede ser castigado.

La alarma estalló cuando 37 pilotos de combate reservistas dijeron que no se presentarían al entrenamiento de esta semana para poder dedicar ese tiempo «al diálogo y la reflexión en aras de la democracia y la unidad nacional». Fue el primer paso público, pero hay muchos más que ya han adoptado también esta decisión y muestran su rechazo al Gobierno en las protestas semanales contra la reforma judicial, una prioridad para el líder del Likud desde que comenzó el juicio al que está sometido por corrupción.

Netanyahu y sus aliados ultraortodoxos y ultranacionalistas desean someter el poder judicial al control del Gobierno y, pese a las protestas y a la fuerte división, el proyecto de ley sigue adelante y se votará a finales de la próxima semana en un Parlamento donde gozan de una holgada mayoría.

El malestar con el primer ministro se extendió también a la aviación civil y, según el canal N12, la compañía nacional El Al Israel ha tenido problemas para encontrar una tripulación dispuesta a llevar a Netanyahu en su visita oficial a Italia de esta semana. El primer ministro deberá viajar en un avión más pequeño del que usa habitualmente para estas misiones.