Los rebeldes sirios toman la ciudad clave de Hama y liberan a cientos de presos

El ejército sirio informó en un comunicado de su decisión de «replegarse para preservar vidas civiles y evitar combates urbanos». Tras su salida, los opositores tomaron el control de una ciudad que desde 2011 siempre había permanecido bajo control del régimen, que sofocó con dureza las manifestaciones de los primeros meses. Hama, famosa por sus norias de madera en el río, es uno de los símbolos de la resistencia armada islamista contra los Assad y el partido Baaz y fue escenario de una brutal masacre contra los Hermanos Musulmanes en 1982. Más de cuatro décadas después ha caído en manos de una coalición de grupos armados liderada por los islamistas radicales de Hayat Tahrir al Sham (HTS). Los primeros pasos fueron la toma del aeropuerto de la localidad y la liberación de los prisioneros del centro penitenciario.

Con Alepo, Hama y toda la provincia de Idlib en su poder en una semana, los hombres dirigidos por Abu Mohamed Al Golani se dirigen a Homs, cuya población -con fuerte presencia de la minoría alauí, a la que pertenecen los Assad- ha comenzado un éxodo masivo hacia Damasco. Es otro punto clave por el peso simbólico que tuvo como 'capital de la revolución' y, además, un lugar estratégico porque permitiría a los opositores controlar la ruta a la costa mediterránea y tener acceso a las fronteras con Líbano e Irak, lo que los dos países vecinos ven como una amenaza a su seguridad interna. La caída de la región de Homs dejaría a la parte de Siria bajo control del régimen sin salida al mar.

Al Golani, por quien Estados Unidos ofrece una recompensa de 10 millones de dólares, ha moderado su discurso y aparece cada día en redes sociales con mensajes para intentar tranquilizar a las minorías del país. Ante la posible llegada de milicias chiíes desde Irak para apoyar a Assad, pidió a las autoridades de Bagdad «que se mantengan neutrales y no interfieran en este conflicto. Los combates al norte de Siria no van a extenderse a suelo iraquí».

El líder de HTS, que en 2003 viajó a Irak para enrolarse en Al Qaeda y combatir contra EE UU, no quiere injerencia extranjera en apoyo de Assad, pero desde Damasco le acusan de ser un peón de Turquía. El Gobierno sirio denunció que el grupo islamista ha logrado reforzar sus operaciones gracias a la participación de facciones respaldadas por Ankara. El uso de drones ha sido una de las grandes novedades en esta última semana en la que el ejército ha perdido posiciones como fichas de dominó y nada indica que esta dinámica pueda revertirse.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que este conflicto ha entrado en una nueva etapa y que su mayor deseo es que Siria no experimente mayor inestabilidad y víctimas civiles, por lo que urgió a Assad «a comprometerse con su propio pueblo para lograr una solución política integral». Desde Israel también siguen muy de cerca los acontecimientos y el ministro de Defensa, Israel Katz, y el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevy, celebraron una sesión de evaluación con miembros del Estado Mayor para analizar la situación. Fuentes militares hebreas dijeron a la prensa local que «el ejército no permitirá que exista una amenaza cerca de la frontera entre Siria e Israel y trabajará para frustrar cualquier amenaza contra nuestros ciudadanos». El secretario general de la ONU, António Guterres, achacó la actual crisis al «fracaso crónico colectivo» con este país.