Almog Meir, liberado el sábado, había perdido a su padre horas antes. Ejército de Israel

La operación de rescate de cuatro rehenes israelíes se salda con la muerte de 274 civiles gazatíes

El padre de uno de los cautivos falleció «de pena» tras meses de espera y horas antes de la liberación de su hijo

Domingo, 9 de junio 2024, 18:45

La operación del ejército israelí que liberó a cuatro rehenes el sábado en el campamento de Nuseirat tuvo un alto coste en vidas entre la población de Gaza. El Ministerio de Salud de la Franja cifra en 274 los muertos y en 698 los heridos ... causados por los bombardeos. El número de víctimas puede aumentar porque hay pacientes que se encuentran en estado crítico y otros están bajo los escombros. Según la oficina de prensa de Hamás, entre los fallecidos hay 64 niños, 57 mujeres y 37 ancianos. La mayoría se encontraban en un mercado.

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La organización armada palestina asegura que los militares israelíes accedieron a Nuseirat en dos automóviles civiles, uno de ellos falsamente identificado como un transporte humanitario. Tel Aviv lo desmiente. Lo que sí parece confirmado, como publica 'The Washington Post', es la colaboración en el operativo del servicio de inteligencia de la tropas armadas de Estados Unidos, que facilitaron información sobre el lugar donde estaban los rehenes. Por eso, Hamás hace responsables «de este crimen» tanto a Israel como a Washington.

Fallece el padre de un secuestrado

Tras la liberación de los cuatro rehenes, el ejército israelí se puso en contacto con las familias para darles la noticia. Llamaron a la casa de Almog Meir, de 21 años, uno de los rescatados. Nadie respondió. Así que probaron con el teléfono de una de sus tías, Dina Jan. Estalló de alegría y condujo como loca su vehículo hasta el hogar de su hermano Yossi, el padre de Almog. Tocó el timbre. Aporreó la puerta. Nada. Miró por una ventana y vio a Yossi tumbado en el sofá. Inmóvil. Pronto supo el motivo: había fallecido víctima de un infarto horas antes de la liberación de hijo. Tenía 57 años. «Mi hermano ha muerto de pena», lamentó Dina.

«Pasó ocho meses pegado al televisor, aferrándose a cada noticia esperanzadora. Quería tanto a Almog... No podía soportarlo. Cada vez que fracasaba un posible acuerdo para liberar rehenes se le rompía el corazón». Se le paró la noche anterior al rescate de su hijo.

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