La ONU denuncia un nuevo ataque de Israel contra una base de los cascos azules en Líbano

El pasado domingo, dos tanques hebreos irrumpieron en una base de la ONU. Este nuevo ataque llega justo cuando el ministro de Exteriores del Ejecutivo judío, Israel Katz, ha lanzado un mensaje conciliador: «El Estado de Israel considera muy importantes las actividades de la FINUL y no tiene ninguna intención de dañar a la organización ni a su personal». El acoso isreaelí contra las bases en Líbano de los cascos azules eleva la tensión entre Tel Aviv y sus aliados occidentales, que le suministran armas.

Mientras, sigue la devastación en la zona. En un lugar de Gaza, Asmaa al-Wasifi se aferraba al osito de peluche de su hijo de diez años, muerto durante un bombardeo israelí justo antes de recibir la segunda dosis de la vacuna contra la polio. En el sur de Líbano, en la localidad de Nabatiya, las bombas del ejército hebreo laminaron un edificio municipal. Causaron al menos 16 fallecidos, incluido el alcalde, Ahmed Kaheel. La devastación se extiende. La enviada especial de la ONU para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, denuncia que tras estos últimos ataques el «sufrimiento de la población alcanza niveles sin precedentes». Líbano se parece cada vez más a Gaza.

«Tanto los civiles como las infraestructuras civiles (en referencia al ayuntamiento destruido) deben ser protegidos en todo momento», reclamó Hennis-Plasschaert. «Las soluciones militares no aportarán seguridad. Las violaciones de los derechos son inaceptables. Es el momento de un alto el fuego y de que se abra la puerta a soluciones diplomáticas que aborden las necesidades de los ciudadanos», añadió la representantes de Naciones Unidas.

Tras más de un año bajo las bombas, cerca de 400.000 personas están atrapadas en el norte de Gaza sin apenas medios para sobrevivir y sin casi medicinas en los hospitales, según asegura la ONU. En Líbano, donde las tropas de Israel llevan dos semanas de guerra abierta contra la milicia chií de Hezbolá, hay ya un millón de habitantes que huyen a ninguna parte desesperados ante una matanza que no cesa. Reino Unido y Francia han convocado una reunión «urgente» del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la situación humanitaria en Gaza y presionar a Israel.

Estados Unidos ha dado un ultimátum al Gobierno de Benjamín Netanyahu para que permita la entrada de alimentos y material médico a la Franja. En caso contrario, Washington amenaza con cortar el envío de armas a las tropas israelíes. Esa presión tuvo el miércoles como consecuencia la llegada de 50 camiones con ayuda humanitaria al norte de Gaza, según anunciaron las autoridades de Tel Aviv.

En el otro frente, en Líbano, todo empeora. Tras varios días de calma han vuelto los ataques sobre Beirut, la capital, y el primer ministro, Najib Mikati, admite que su gobierno no puede atender por sí solo a la población afectada y proporcionar «necesidades básicas». El jefe del Ejecutivo dice que su país está «sometido a una agresión continua, en una clara violación del derecho internacional humanitario». En Gaza la cifra de muertos supera los 42.000. En Líbano ya hay registrados más de 2.400 fallecidos.

Estados Unidos ha impuesto una multa de casi cuatro millones de euros –la mayor por una violación de derechos civiles– a la aerolínea alemana Lufthansa por discriminar a pasajeros judíos durante el embarque en un vuelo de conexión en Frankfurt en mayo de 2022. Miembros de la compañía prohibieron a 128 personas, casi todas vestidas con prendas características de los judíos ortodoxos, acceder al avión por, según alegaron, mal comportamiento de alguno de ellos. Todos fueron castigados. Tras la denuncia, la aerolínea puso en marcha un programa contra el antisemitismo y la discriminación.