La ONU corta el envío de alimentos a Gaza por saqueos de una población desesperada

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas ya tuvo que cortar el flujo hace tres semanas cuando uno de sus camiones fue alcanzado por un proyectil lanzado por el ejército hebreo. Gaza es un infierno después de meses de bombardeos israelíes y de falta de alimentación, agua, medicinas e higiene. La población se mueve de un lado a otro entre ruinas. Cerca de 17.000 niños deambulan solos, según Unicef. No saben si sus padres están vivos o si ya son huérfanos. Muchos de ellos, simplemente, se han perdido en un laberinto de cascotes y horror.

Ante la necesidad urgente de atender a los gazatíes, la ONU retomó el pasado domingo el reparto de ayuda humanitaria en el norte de la Franja. El plan era enviar diez camiones diarios. Una gota en un océano. Pero significaba un alivio, al menos, para «frenar la ola de hambre y empezar a generar confianza» entre la población. Naciones Unidas pretendía lanzar el mensaje de que iba a haber comida para todos. No caló. La desesperación no espera.

Ese mismo domingo, un convoy que se dirigía a la ciudad de Gaza «fue rodeado por una multitud de gente hambrienta». El personal de la agencia humanitaria logró repeler a los asaltantes. El lunes no pudo. Varios camiones resultaron «saqueados» entre las localidades de Khan Younis y Deir Al-Balah y, según el diario 'Le Monde', uno de los conductores fue agredido y sufrió abusos sexuales.

Los responsables del Programa Mundial de Alimentos (PMA) optaron por cortar el suministro hasta que las condiciones en la zona permitan una distribución segura. «La decisión de suspender las entregas en el norte de la Franja de Gaza no se ha tomado a la ligera, ya que sabemos que significa que la situación allí se deteriorará aún más y más personas correrán el riesgo de morir de hambre», lamentó un portavoz del PMA. «La falta de alimentos y las enfermedades son una combinación mortal», recordó el director de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Ryan.

Tres entidades de la ONU -el PMA, la OMS y la agencia para la infancia Unicef- lanzaron una alarma sobre la situación en la zona, donde los alimentos y el agua potable son «increíblemente escasos y las infecciones abundan». La crisis alimentaria es sobre todo grave en el norte, donde en enero uno de cada seis niños menores de dos años padecía desnutrición aguda.

Hamás confirmó este martes la recepción de un envío de medicamentos destinado a los rehenes israelíes retenidos en Gaza. Este acuerdo fue impulsado hace un mes por los gobiernos de Catar y Francia, que hicieron de mediadores entre el Estado hebreo y la organización palestina. A cambio de esta ayuda a los secuestrados, Israel se comprometió a permitir el paso de ayuda humanitaria y médica para los civiles más vulnerables de la Franja.

Pero desde Israel llegó este martes una declaración que reduce las esperanzas de los rehenes. El ministro de Finanzas, el ultranacionalista Bezalel Smotrich, dijo que los secuestrados «no son lo más importante», sino que la prioridad debe ser la «desarticulación total de Hamás». Tampoco en el Consejo de Seguridad de la ONU hubo algo de luz, después de que EE UU vetara otra resolución para un alto el fuego en Gaza.