Yahya Sinwar, máximo responsable militar de Hamás en la Franja, es hoy uno de los principales objetivos del ejército israelí. Mahmud Hams/AFP

Netanyahu ordena al Mossad eliminar a todos los líderes de Hamás en el mundo

Israel quiere iniciar, después de la guerra en Gaza, una campaña de asesinatos selectivos contra unos dirigentes «marcados para morir» desde la masacre del 7 de octubre

Sábado, 2 de diciembre 2023, 13:50

Cuando Benjamín Netanyahu anunció solemnemente que Israel perseguiría a los líderes de Hamás hasta el final no iba de farol. El primer ministro ha impartido órdenes a las agencias de Inteligencia para que se dispongan a cazar a todos los altos cargos de la milicia ... yihadista que viven repartidos por otros países como Turquía, Líbano y Catar cuando la actual guerra en Gaza concluya.

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Al mandatario israelí no le importa tardar años en completar esta promesa que hizo a los ciudadanos pocos días después de la masacre en los kibutz del 7 de octubre. Sabe, por experiencias previas, que los preparativos de este tipo de crímenes selectivos llevan tiempo para no pifiarla, como le ha sucedido al país en épocas anteriores. Por otro lado, ahora mismo el lider del Ejecutivo no quiere distraer medios ni espías de otro de los objetivos prioritarios que se ha marcado: asesinar a todos los dirigentes militares de Hamás activos dentro de la Franja. En menos de dos meses, sus tropas han eliminado a más de una veintena de jefes, entre ellos, Mourad Abou Mourad, el yihadista que organizó el grueso del ataque a los kibutz que costó 1.200 vidas.

En este momento, el rostro que tienen en mente los soldados en Gaza es el de Yahya Sinwar, un «hombre muerto» desde el momento en que comenzó la invasión, según las Fuerzas de Defensa de Israel. Cofundador de las brigadas Ezzedin al-Qassam y máximo responsable militar de Hamás en la Franja, el ejército cree que se oculta en un búnker profundo de la 'ciudad subterránea' construida por la milicia bajo Gaza. Hace cuatro días visitó por sorpresa a un grupo de rehenes en uno de los túneles y el jueves, horas antes de que finalizase la tregua, retó al Gobierno de Netanyahu advirtiéndole que «lo que ocurrió el 7 de octubre solo fue un ensayo». Después de acabado el alto el fuego, la Inteligencia considera que Sinwar «ha vuelto a su agujero para no ser detectado».

Fin de la «amenaza»

Un grupo de funcionarios israelíes entrevistados por 'The Wall Street Journal', quien ha revelado en exclusiva la campaña que preparan el Mossad y otras agencias, ha coincidido en que el debate actual no es si se debe matar a los dirigentes yihadistas refugiados en otros lugares del mundo, sino «dónde y cómo». El Gobierno lo contempla como una prolongación de la guerra que garantizaría el final definitivo de la organización yihadista y su «amenaza». Lo compara además con la lucha contra Estado Islámico que Occidente ha llevado a cabo durante años en distintos países.

El debate actual no es si se debe matar a los dirigentes yihadistas refugiados en otros lugares del mundo, sino «dónde y cómo»

Sectores políticos más a la derecha opinan que la iniciativa debería acelerarse y no esperar al final del enfrentamiento bélico, indignados por las declaraciones que de vez en cuando realizan los líderes «en el exilio», como Ismail Haniya, Khaled Meshaal o Mohammed Deif, el hombre sin rostro –su última fotografía data de 1989– que suele rotar habitualmente por diferentes residencias para evitar su localización. Los dos primeros figuran al frente de la organización y constituyen los principales naipes de la baraja de Israel, que ya intentó acabar con la vida de Meshaal hace años en una operación fallida y ciertamente bochornosa para Tel Aviv.

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El Gobierno no quiere fallos en esta ocasión. Al parecer, realiza esfuerzos para convencer a quienes afirman que los asesinatos selectivos en la cúpula de Hamás solo beneficiarán a la propia organización islamista, soliviantará a los palestinos en la calle y sumará nuevos «mártires» a la causa. También la oficina del primer ministro es consciente de los riesgos diplomáticos y sobre el Derecho Internacional que implica empezar un rosario de muertes en terceros países.

Khaled Meshaal es uno de los líderes de Hamás en el exilio. Ahmed Jadallah/Reuters

Por este motivo sorprende la indulgencia con la que el gabinete de Netanyahu se ha pronunciado respecto a estas acciones; una publicidad evidentemente opuesta al secretismo que se les supone a unas operaciones encubiertas que, además, requieren mancharse las manos de sangre. El propio primer ministro anunció el pasado 22 de noviembre en un discurso a la nación que había «dado instrucciones al Mossad para que actúe contra los jefes de Hamás donde quiera que estén». El titular de Defensa, Yoav Gallant, agregó más tarde que estos dirigentes viven «un tiempo prestado», frase que encabezó los titulares de los periódicos de medio mundo, al igual que la siguiente: «Están marcados para morir. La lucha es mundial».

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Como Golda Meir

La orden de Netanyahu recuerda a la que su predecesora Golda Meir dictó en 1972 cuando exigió al Mossad la eliminación de los militantes palestinos de Septiembre Negro que desataron la matanza de once atletas y entrenadores israelíes durante los Juegos Olímpicos de 1972. La venganza es un plato frío: los servicios de espionaje tardaron veinte años en cumplir la misión y dejaron un reguero de cadáveres en Europa y Líbano; también el de un inocente al que confundieron con un terrorista y persiguieron hasta Noruega.

Ismail Haniya

El jefe político de Hamás ha salido indemne de dos intentos de asesinato, en 2003 y 2007, cuando atacaron con una granada su casa a las afueras de Gaza

Ahora mismo, Ismail Haniya es el enemigo número uno de las Fuerzas de Defensa. Inalcanzable en su refugio de Catar, los militares han destruido todas sus propiedades en Gaza y detenido a muchos de sus familiares. Varios de ellos han muerto bajo las bombas del ejército israelí. «Estamos a punto de lograr una gran victoria», declaró apenas unas horas después de la masacre del 7 de octubre. El jefe político de Hamás ha salido indemne de dos intentos de asesinato; uno de ellos en 2003 y el siguiente en 2007 cuando fuerzas israelíes atacaron con una granada su casa a las afueras de Gaza pensando que se hallaba en su interior. Algunos medios señalan que reside en una lujosa casa en el emirato catarí. Sus dos hijos han sido asiduos de Instagram, rodeados de coches caros.

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Con Meshaal, cofundador de Hamás, Netanyahu tiene una cuenta personal pendiente. En 1997 encomendó a la Inteligencia israelí acabar con la vida del líder yihadista, entonces residente en Jordania. Un equipo acudió a este país simulando ser turistas canadienses, localizó a Meshaal y le inyectó una toxina en el oído en plena calle. El dirigente de Hamás cayó en coma, pero dos miembros del comando fueron apresados y las autoridades jordanas amenazaron con romper su acuerdo de paz con Israel. Al final, Netanyahu tuvo que ceder y entregar el antídoto a cambio de los detenidos.

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