El mundo islámico se une para mostrar su ira y clamar venganza contra Macron

En los vídeos difundidos en las redes sociales se podían leer pancartas como 'Macron, lo pagarás caro' o 'Boicot a Francia' y los manifestantes convocados por el principal partido islamista del país, Islami Andolan Bangladesh (IAB), se quitaron zapatos y chancletas para golpear fotografías del presidente galo.

Estas escenas se repitieron en Pakistán, Turquía, Gaza, Irak o Trípoli, capital de Libia, donde un conocido establecimiento del centro de la ciudad pegó fotos de Macron en el suelo para marcar la distancia social. Esto obligó a los clientes a pisar el rostro del político europeo para respetar las restricciones del coronavirus. En todas las concentraciones se repitieron las quemas de banderas francesas y los ataques a las imágenes de un Macron a quien acusan de islamófobo.

Turquía, de la mano de Recep Tayyip Erdogan, lidera el pulso contra Francia al que se sumó Arabia Saudí, aunque de una forma más moderada que la del presidente turco, quien pidió el lunes el boicot a los productos galos y dijo que Macron necesitaba una revisión médica mental. Riad rechazó «cualquier intento de vincular el islam al terrorismo» y condenó «las caricaturas ofensivas del Profeta».

Los iraníes mostraron también su consternación y la asociación de clérigos de la ciudad santa de Qom pidió al Gobierno que impusiera sanciones políticas y económicas a Francia. El periódico ultraconservador 'Vatan Emruz' llevó a su portada una caricatura de un Macron demoníaco bajo el titular: 'El Satán de París'.

El rechazo a las palabras del dirigente francés se hizo viral en las redes sociales donde, además de la campaña de boicot, se difundieron todo tipo de imágenes vejatorias de un presidente al que Erdogan acusó de ser la persona que «encabeza el odio contra los musulmanes» en Europa. El diario 'Le Figaro' informó del ataque de hackers islamistas a páginas web francesas en las que colocaron el mensaje «aquellos que maltratan al mensajero de Alá deben ser castigados».

Abdulá Anzorov, joven de padres chechenos nacido hacía 18 años en Moscú, fue quien decapitó al profesor Paty. Diez días después del asesinato, el líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, habló sobre la situación en Francia, pero no hizo alusión a Anzorov sino que se limitó a acusar a Macron de «forzar a la gente al terrorismo al crear las condiciones para que el extremismo crezca en las mentes de los jóvenes».

La tensión crece y de cara al viernes, día sagrado para los musulmanes, comienzan a organizarse protestas masivas a la salida de la oración del mediodía. Este escenario no es nuevo y es previsible que se repita la oleada de violencia que sucedió a la publicación de las caricaturas del Profeta en 2005 en el diario conservador danés 'Jyllands-Posten' o tras la quema de los Coranes por parte de militares de EE UU en la base afgana de Bagram en 2012. Ahora el centro de la ira es Macron y las autoridades francesas piden máxima precaución a sus ciudadanos que se encuentren en países de mayoría musulmana.