Las muertes siembran Cisjordania

La lucha se intensifica mientras se mantiene abierto el paso de Rafah para extranjeros, palestinos con doble nacionalidad y heridos graves e Israel se prepara para una nueva visita de Antony Blinken. El secretario de Estado estadounidense regresa con una propuesta de «pausas humanitarias» que permitan la entrada y reparto de agua, comida y medicinas. La visita de Blinken coincide con el primer discurso que dará el líder de Hizbolá Hasán Nasralla desde el comienzo de la guerra. El frente norte registra choques cada día y en los últimos los proyectiles libaneses impactaron en Kiryat Shmona.

La tragedia volvió a reproducirse este jueves en la ciudad de Qalquilia, donde un palestino de 19 años perdió la vida y otros dos –de los cuales, uno tiene 15 años– resultaron heridos de gravedad tras ser tiroteados por una unidad militar israelí. En otro enfrentamiento, un joven de 14 años y otro de 29 murieron y tres personas resultaron heridas cuando las tropas abrieron fuego en medio de un choque con un grupo de ciudadanos que protestaba por su presencia. Según informó la agencia AFP, también un civil israelí murió cuando su vehículo fue alcanzado por los disparos efectuados por tiradores palestinos, según la versión del ejército.

Israel asegura haber roto las líneas defensivas de Hamás al norte de la Franja y ante la entrada en Ciudad de Gaza el ex jefe del ejército y ahora socio de Benjamín Netanyahu en el gobierno de emergencia, Benny Gantz, advirtió que «es la guerra más complicada que jamás hemos conocido (…) Como ocurre con cada batalla, hay desafíos y un alto precio». El ejército ha informado de la muerte de 20 soldados desde que empezó la operación terrestre.

Los túneles de Hamás son la obsesión de Israel y, según el portal Walla, los ingenieros militares han comenzado una operación a gran escala para destruir las secciones de túneles encontradas en las zonas que controlan. El objetivo es destruir estos pasajes, «pero nunca entrar en ellos, sería un gran error porque allí está el enemigo escondido y a la espera», declaró a la Radio del Ejército el general en la reserva Yair Golan.

El estallido de la guerra en Gaza ha complicado la situación de seguridad en Cisjordania donde han muerto más de 100 palestinos, más de 2.000 han resultado heridos y más de 1.000 se han visto obligados a desplazarse por culpa de la violencia de los colonos, según datos de Naciones Unidas. Este 2023 es el año más sangriento en los territorios ocupados desde 2005 con 342 muertos, 134 de ellos desde que empezó la guerra, según los datos ofrecidos por el ministerio de Salud palestino.

La ONG israelí Yesh Adin denuncia que ahora que todos los ojos están puestos en Gaza, «los extremistas han explotado la falta de atención pública para atacar y amenazar a pueblos palestinos». Ataques que se producen «en compañía o con apoyo activo» del ejército, recoge la ONU en su último informe.

Israel comenzó a levantar colonias en Cisjordania y Jerusalén Este tras la guerra de 1967. En la actualidad más de 250.000 israelíes viven en barrios judíos levantados en las zonas ocupadas de la parte oriental de la ciudad santa y otros 400.000 lo hacen en las más de 130 colonias y un centenar de puestos avanzados que pueblan Cisjordania. Pese a la condena de la justicia internacional, que los considera ilegales, los asentamientos están en constante proceso de expansión y más de medio millón de colonos viven entre tres millones de palestinos.

Los colonos emplean el nombre bíblico de Judea y Samaria para referirse a los territorios ocupados cualquier debate sobre su legalidad se zanja apelando al derecho bíblico porque consideran que esta es la tierra del pueblo judío según la Biblia. Israel no acepta el término «ocupación» y habla de «territorios en disputa».

Se suceden los avisos sobre la violencia de estos grupos de colonos radicales y desde Estados Unidos fue Joe Biden quien dijo que «este tipo de ataques son como echar gasolina al fuego». El presidente estadounidense pidió al gobierno israelí que esta dinámica «debe parar ahora» y su asesor de seguridad, Jake Sullivan, declaró a CNN que Netanyahu «tiene la responsabilidad de controlar a los colonos radicales».

El problema es que en el nuevo Gobierno de Netanyahu los líderes de esos colonos radicales ocupan carteras clave como la de Seguridad Nacional o Economía y, además, son ellos los encargados de gestionar la situación en Cisjordania. Ministros ultranacionalistas sionistas como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich alientan a los colonos a armarse e imponer su ley sin atender los avisos del Shin Bet, agencia de seguridad nacional, que trasladó al gabinete de guerra que la violencia colona «va a incendiar la zona».

Nadie parece escuchar las advertencias en estos días en los que Israel vive una movilización nacional sin precedentes para combatir en Gaza, sin perder de vista la frontera libanesa. Los frentes se multiplican y el diario Haaretz reveló que el Ejército planea reclutar colonos sin experiencia militar para delegar en ellos la defensa de los asentamientos. Según este periódico, los antecedentes penales pueden pasarse por alto y los reclutas recibirán un entrenamiento básico acelerado durante tres semanas, después de lo cual serán armados y se les asignará un puesto en los asentamientos.