Miles de israelíes bloquean el aeropuerto para impedir un viaje oficial de Netanyahu

También tuvo que ser modificada la visita del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin. Se vio obligado a reunirse con su homólogo de Israel, Yoav Gallant, dentro de la terminal aérea mientras en el exterior tenían lugar los enfrentamientos entre manifestantes y la Policía que intentaba dispersarlos.

La llegada el jefe del Pentágono resultó empañada por la escalada de tensión en el Estado judío. Por la mañana tres palestinos fueron abatidos por agentes encubiertos de la Policía fronteriza en la Cisjordania ocupada, donde la violencia ha aumentado en las últimas semanas.

Las marchas se registraron en varias regiones. Incluso, el sistema de transporte sufrió cortes en ciudades como Jerusalén, Haifa y Ranana. Los frentes de lucha se ampliaron a mar, aire y tierra, en lo que los organizadores describieron como «el día de resistencia contra la dictadura». Haifa, el principal puerto mercante en el norte de Israel, también fue tomado. Allí, una flotilla de reservistas de la Marina bloquearon el tráfico, defendiendo que «en una dictadura, el mar está cerrado».

La Policía desplegó 3.000 efectivos para controlar los disturbios y llegó a utilizar cañones de agua, gases lacrimógenos y granadas de estruendo para dispersar a la multitud. El uso de estos últimos artefactos está siendo investigado por la Justicia. También el Departamento de Asuntos Internos de los cuerpos de seguridad abrieron un expediente contra un agente por lanzar un explosivo directamente a la gente en medio de las protestas del miércoles. Las autoridades recaban información para confirmar si se llegaron a violar los procedimientos establecidos para este tipo de casos. Los disturbios se saldaron con al menos medio centenar de detenidos y decenas de agentes heridos, informó el Departamento de Seguridad.

Los opositores a la reforma judicial que promueve el Ejecutivo han anunciado que no se detendrán hasta lograr la retirada del proyecto. «Es un deber cívico resistir a la dictadura y ésa es la única forma de lograr que Israel vuelva a la senda democrática. Es una gran batalla por la independencia de los ciudadanos frente a la tiranía que destrozará lo que hemos construido durante setenta años. Por eso pedimos a toda la población que se sumen a nosotros», indicó una de las organizaciones detractoras.

La propuesta legislativa del Gobierno daría mayor control al Estado sobre el nombramiento de jueces, incluidos los del Tribunal Supremo, y limitaría en gran medida la capacidad de la Corte, algo que ha sido rechazado por «politizar y menoscabar la independencia de la Justicia».

La coalición de partidos de derecha y ultraderecha formada en diciembre por Netanyahu para regresar a la cúpula del Gobierno pretende con estos cambios aumentar el poder de los legisladores por encima del de los jueces.