«He visto a muchas personas desplomarse inconscientes», repetía Khalid Bashir Bazaz, un peregrino indio que, como otros 1,8 millones de musulmanes, ha visitado desde el viernes La Meca, la ciudad sagrada del islam y cuna del profeta Mahoma. Todo fiel debe hacerlo al ... menos una vez en la vida. Este año ha coincidido con una ola de calor, un fenómeno cada vez más frecuente debido al cambio climático. Y según fuentes oficiales árabes, cerca de mil peregrimos han fallecido bajo temperaturas que a la sombra alcanzaron los 51,8 grados. Las familias buscan a los desaparecidos en medio del caos. No es fácil encontrarlos. Para acudir a las Dos Mezquitas Sagradas desde otros países hay que pedir un visado. Muchas de las víctimas estaban en el reino saudí de forma irregular.
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Esta peregrinación es una de las mayores concentraciones religiosas del mundo. Comenzó el pasado viernes y concluyó el miércoles. «El Haj es una tarea difícil, por lo que hay que esforzarse y realizar los rituales, incluso en condiciones de calor y aglomeración», defendía un peregrino egipcio. En 2023, hubo 300 muertos. Otros años la tragedia ha sido causada por aglomeraciones. Ahora ha sido el calor extremo. «La gente estaba agotada», señaló a Afp un diplomático testigo de la caminata de los fieles por el monte Arafat, donde los devotos sitúan el último sermón de Mahoma. Las fechas del deber musulmán del Haj vienen determinadas por el calendario lunar islámico. Este año han coincidido con un ola de calor. En las imágenes tomadas en La Meca se ve a una multitud cubriéndose con paraguas en pleno desierto.
El marido de Mabruka bint Salem Shushana, una tunecina septuagenaria, perdió su rastro en el monte Arafat. No tenían visado y, por tanto, tampoco acceso a las zonas climatizadas. «Decía que hacía mucho calor. No había un lugar para dormir. Luego la busqué por todos los hospitales y hasta ahora no sé nada», lamentaba. En uno de esos centros sanitarios, como recoge la agencia Ap, un funcionario leía un lista con los nombres de los fallecidos allí recogidos. Un peregrino egipcio se derrumbó al escuchar el apellido de su madre. «¡La dejó morir!», repetía entre lágrimas en alusión al agente de viajes que había organizado la peregrinación.
De la egipcia Ghana Mahmud no se sabe nada desde el sábado. «Recibí una llamada de su hija pidiéndome que publicara en Facebook un mensaje que podría ayudar a encontrarla», indicó un amigo de la familia residente en Arabia Saudí. «No la hemos encontrado en la lista de fallecidos, lo que nos da esperanza de que siga viva».
Las víctimas mortales procedían de Egipto, Malasia, Pakistán, India, Jordania, Indonesia, Irán, Senegal, Túnez y el Kurdistán iraquí. Además de los casi mil muertos, hay varios centenares de peregrinos desaparecidos. Las redes sociales se han llenado de fotografías distribuidas por los familiares. De los casi dos millones de fieles que han acudido estos días a La Meca, cerca de 1,6 millones eran extranjeros.
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