«Teníamos más miedo al régimen de Assad que ahora a Israel»
En la frontera. ·
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El ejército hebreo ha entrado por primera vez en más de 50 años en Siria para ocupar el monte Hermón y varias aldeas de los Altos del GolánImposible cruzar Jan Arnaba. Las tropas de Israel han cerrado la salida hacia el sur de esta localidad de 8.000 habitantes en la provincia siria de Quneitra y sus carros de combate impiden el paso. El colapso del régimen de Bashar al Assad ha ... abierto la puerta a que, por primera vez desde la guerra de octubre de 1973, el ejército hebreo haya penetrado en este país y superado la zona desmilitarizada para ocupar el monte Hermón y varias localidades de los Altos del Golán. Mientras en toda Siria se extienden las muestras de alegría por el fin de la dictadura, en los puntos vecinos al Estado judío la felicidad no es completa por el temor a que los vecinos del Sur decidan quedarse. Además de la ocupación, los israelíes han realizado cientos de bombardeos en Siria con el objetivo de que las armas de Assad no caigan en manos inadecuadas.
Benjamín Netanyahu confirmó los movimientos de su ejército en Siria e informó de la orden de tomar estas posiciones «para garantizar que ninguna fuerza hostil se incruste justo al lado de la frontera de Israel (…) Esta es una posición defensiva temporal hasta que se encuentre un acuerdo adecuado». De momento ya han adelantado que pasarán el invierno en el Monte Hermón.
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«¿Ves estas marcas en la carretera? Son las marcas de tres tanques de Israel que penetraron anoche en Jan Arnaba, realizaron una operación en una base militar abandonada desde 1974, escuchamos varias explosiones y luego se retiraron», explica Mohamed al Khubeh, funcionario de la nueva gobernación provincial, a cuyo edificio no puede acceder porque está bajo ocupación. «Cada día entran en una localidad diferente, piden a los vecinos que entreguen todas las armas y se las llevan, hasta ahora no ha habido choques con ellos», relata Al Khubeh, que denuncia una situación que «tiene atemorizada a la población con sus incursiones, sobre todo a los de las aldeas ocupadas».
Las fuerzas de Assad se retiraron a la carrera. Los militares dejaron armas y municiones en los cuarteles o en mitad de la carretera, al igual que los carros de combate. Hay decenas de viejos tanques soviéticos en los arcenes. Los soldados se quitaron los uniformes y, vestidos de civiles, pusieron rumbo a Damasco, muchos de ellos a pie. El responsable de la gobernación explica que las nuevas autoridades tratan de recolectar todo ese armamento y que no es necesaria la presencia israelí.
Mohamed al Golani, exlíder de Al Qaeda y nuevo hombre fuerte de Siria, se refirió por primera vez al avance del Estado judío e indicó que «ya no tiene excusa para intervenir aquí porque Irán ha salido del país». Durante los años en que los persas han sido el respaldo clave de Assad, trataron de tejer una red de bases en esta parte del territorio, pero nunca lo consiguieron porque la Inteligencia hebrea desbarató todos los intentos a base de bombardeos selectivos. Al Golani no parece querer problemas con Tel Aviv y las autoridades pidieron a los grupos palestinos presentes en Siria que entreguen sus armas y cierren sus campos de entrenamiento.
«Entraron pegando tiros al aire y nos asustamos mucho. Nos dijeron que teníamos que salir de allí, pero algunos se han negado. Los sirios tenemos miedo de que Israel repita lo que hizo con los palestinos en 1948 y no podamos regresar. Han cortado el agua y la gente no puede salir a los campos», advierte Hassan Hamoud, campesino de 41 años de Al Hamidieh, poblado cercado por los hebreos. Hassan, padre de tres hijos, da un gran rodeo por los campos cada mañana porque tiene que atender a su ganado. Ahora vive en casa de unos familiares en Jan Arnaba, pero «queremos volver lo antes posible». «El temor de los sirios es que Israel haga con nosotros lo que hizo con los palestinos en 1948, que se quede con la tierra para siempre», comenta.
Los vehículos todoterreno de color blanco de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF, por sus siglas en inglés) circulan por estas carreteras marcadas por las orugas metálicas de los grandes Merkava israelíes. El despliegue de tropas terrestres más allá de la zona desmilitarizada supone un cambio significativo porque se trata de la primera entrada abierta de fuerzas militares hebreas en territorio sirio desde el acuerdo de alto el fuego de 1974, que puso fin oficialmente a la última guerra entre los dos países.
«Se llegó a un acuerdo y se establecieron unas líneas de separación que los israelíes han violado», apunta Omar al Khatib, expiloto del ejército sirio que se muestra «molesto» por el avance hebreo. Este antiguo militar dice que «sólo queremos una vida normal, no más guerras, disfrutar de la caída de Assad. Teníamos más miedo antes al régimen que ahora a los israelíes, pero su presencia genera gran incertidumbre y tienen que respetar los acuerdos». Quneitra fue una zona de duros choques entre el Ejército Sirio Libre y las tropas de Assad. Unos enfrentamientos en los que los judíos abrieron la frontera para atender a cientos de heridos de la oposición en sus hospitales.
Los drones sobrevuelan esta zona de campos de trigo, cebada y olivos. Damasco está a apenas setenta kilómetros, pero la sensación aquí es que manda Israel, nadie más. El Estado hebreo capturó los Altos del Golán durante la guerra de 1967 y anexó gran parte del territorio en 1981. El resto estaba controlado por Siria hasta ahora, pero el futuro es una incógnita después del avance de las tropas por tierra.
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