Luto en Kuwait por el emir que medió entre sus vecinos del Golfo

«Con gran tristeza y pena, anunciamos al pueblo de Kuwait, a las naciones árabe y musulmana, y a todos los pueblos amigos del mundo, la muerte del emir del Estado de Kuwait que se trasladó al lado de Dios», rezó el comunicado que el ministro de asuntos de la Corte Real, Ali Jarrah al-Sabah, leyó ante las cámaras de la televisión oficial. Poco antes, la emisión se había interrumpido para transmitir versos del Corán en honor al líder fallecido.

El jeque murió en Estados Unidos, a donde fue trasladado hace dos meses tras someterse a una delicada operación en Kuwait. Desde entonces, su hermanastro y príncipe heredero había recibido algunas funciones «constitucionales» de manera «temporal», según la agencia oficial Kuna.

Su vida estuvo dedicada a la política de un país del que fue ministro de Exteriores entre 1963 y 2003. Tres años después de abandonar el cargo recibió la responsabilidad de ocupar el trono. En este tiempo le tocó lidiar con la operación militar lanzada por Sadam Husein para invadir Irak en 1991. Al-Sabah logró el apoyo militar internacional para expulsar a los iraquíes, pero años después no dudó en viajar a Bagdad para recuperar las relaciones entre los dos países. En 2012 acudió a una cumbre de la Liga Árabe y en 2019 protagonizó la primera visita oficial desde la invasión. Aliado firme de Washington en la zona, 13.000 soldados estadounidenses están desplegados en el emirato.

El sistema político del país es diferente al de sus vecinos del Golfo. El Parlamento es electo, frente a las monarquías totalitarias de la región, pero el emir tiene el derecho a nombrar a un primer ministro entre su familia y goza de la última palabra en los asuntos clave. La 'primavera árabe' de 2011 provocó importantes protestas y el emir tuvo que recurrir al estado de emergencia, disolver la Cámara y nombrar a un nuevo jefe de Gobierno para calmar los ánimos.

Durante los últimos años, el estado de salud de Al-Sabah ha sido uno de los secretos de Estado mejor guardados de un reino que ahora se prepara para cuarenta días de luto oficial.