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Así queda el explosivo laberinto sirio contado en mapas

Así queda el explosivo laberinto sirio contado en mapas

Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo Ruiz

Martes, 10 de diciembre 2024, 00:45

Siria es desde hace más de una década uno de los lugares más complejos de Oriente Próximo y la caída del dictador Bashar Al Assad hace que la región se haya convertido en un laberinto explosivo, con decenas de actores enfrentados -desde Estados Unidos, Rusia, Irán, Turquía o los restos de Estados Islámico-, lo que hace que el futuro del país sea en estos momentos de una incertidumbre sobre la que nadie se atreve a profetizar qué sucederá.

Siria tiene reservas petrolíferas, ahora controladas en mayor o menor grado por Estados Unidos, Turquía, Irán o China, que pueden ser importantes en el futuro de la región. Pero su situación geopolítica, enclavada entre países como Israel, Irán, Irak o Turquía lo convierten en una pieza clave en la zona más caliente del mundo. A continuación pueden ver el intrincado escenario de su entorno y sus principales actores.

Un aliado debilitado por Ucrania

Rusia

Un aliado debilitado por Ucrania

Cuando comenzó la guerra civil siria en 2011, Rusia regresó a una antigua base naval soviética en el puerto de Tartus, en Latakia, y la transformó en su principal zona de despliegue en el Mediterráneo. Esta avanzadilla se convirtió en clave junto con la base aérea de Homein. Desde el aeropuerto se bombardeó a Estado Islámico y a los rebeldes sirios que luchaban contra el régimen de Al Assad. El éxito que consiguieron los rusos a la hora de contener a los enemigos de su hombre en la región hizo que muchos de los militares del Kremlin creyeran que Ucrania iba a ser también un paseo militar. Sin embargo, el desgaste de la contienda contra Kiev ha debilitado la presencia rusa en Siria, por lo que detener esta vez a los rebeldes ha sido imposible.

La presencia de Rusia en Siria, vinculada al tirano derrocado, queda ahora en entredicho. Según algunas fuentes, los rebeldes ya han pedido al Kremlin que abandone el país. Si se van, Moscú perderá su principal base naval en el Mediterráneo. La única ayuda que ha podido prestar a su antiguo socio es acogerlo en la capital rusa.

El guardián en la frontera iraquí

Estados Unidos

El guardián en la frontera iraquí

Estados Unidos mantiene una base conocida como Al Tanf en el interior de Siria, cerca del límite territorial con Irak. Este puesto de avanzada se creó para luchar contra Estado Islámico pero sirvió para que los norteamericanos se convirtiesen en un agente activo en la región, al apoyar a algunas de las tribus iraquíes que operaban en la frontera y a los rebeldes del Nuevo Ejército Sirio. En el cuartel han estado desplegadas fuerzas especiales estadounidenses pero también británicas y miembros de la coalición contra Estado Islámico.

Joe Biden, un presidente ya de salida, se ha felicitado por la marcha de Al Assad y ha mostrado su disposición a hablar con «todos» los grupos que ahora van a ser claves en la transición Siria. Tras la toma de Damasco por los rebeldes, Estados Unidos lanzó un ataque contra un total de 75 objetivos de Estado Islámico en el interior de Siria, lo que demuestra su voluntad de continuar teniendo un papel importante en la región.

La brutalidad yihadista, en extinción

Estado Islámico

La brutalidad yihadista, en extinción

Estado Islámico llegó a tener en Siria alguna de sus zonas de mayor influencia. Los yihadistas del califato utilizaron la guerra civil en el país para intentar expandirse y ocupar amplias áreas de territorio. En 2013 lograron tomar ciudades importantes como Raqqa y asediar Alepo. Estas urbes fueron la base desde las que organizaron atentados en Europa y levantaron la administración de lo que quería ser su Estado. Ocuparon también Dabiq, clave por su simbología religiosa, ya que entendían que allí se iniciaría la victoria del Islam sobre Occidente.

Las atrocidades de EI y sus ataques terroristas en Occidente hicieron que distintos países, de forma más o menos coordinada, comenzaron a diezmar a los yihadistas. Dabiq fue recuperada en 2016 por fuerzas rebeldes sirias y Raqqa cayó en 2017, gracias a la actuación de las mismas con apoyo estadounidense. En la batalla de Alepo, una combinación de rusos, sirios y milicias chiíes como Hezbolá consiguieron también vencer a Estado Islámico. Desde entonces, los yihadistas han estado confinados en zonas aisladas del interior, cada vez más debilitados, acosados y con una capacidad de actuación mínima. En principio, el ejército que ha derrotado a Al Assad es enemigo de EI.

Supremacía militar y una agenda propia

Israel

Supremacía militar y una agenda propia

La incertidumbre que sigue a la caída del régimen de Al Assad ha llevado a que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, haya ordenado al ejército ocupar la zona desmilitarizada de los Altos del Golán, con el objetivo de fortificar su frontera. Este lunes, el las fuerzas armadas hebreas han confirmado bombardeos sobre almacenes de armas químicas y cohetes de largo alcance en Siria, «para evitar que caiga en manos de extremistas». Durante este año, y según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, el Estado judío ha ejecutado 152 ataques en este territorio, con el objetivo de destruir posiciones iraníes asentadas en el país. De hecho, cuando los rebeldes se hicieron con Damasco, los israelíes bombardearon la embajada persa en Siria.

La caída de Al Assad supone una importante victoria para Israel, ya que implica un debilitamiento en el eje Irán-Hezbolá. Netanyahu no ha dudado en calificar el día en el que ha caído el régimen como «histórico», y ha asegurado que al mismo tiempo el «eslabón central del eje del mal» dirigido por Teherán se debilita. La superioridad militar de los hebreos en Oriente Próximo queda patente tras la contención de sus enemigos regionales, y su rango de influencia es cada vez mayor.

La mano que mece la cuna

Turquía

La mano que mece la cuna

Desde el estallido de la guerra civil en Siria, el Gobierno turco ha apoyado a diversos grupos rebeldes para derrocar a Al Assad. Desde Ankara han financiado al Ejército Nacional Sirio (SNA), que se ha convertido en el brazo operativo de Turquía en la región. Uno de los objetivos del SNA es reducir la presencia de las milicias kurdas en el norte del país, cerca de la frontera que une ambas naciones. Para ello, ha llevado a cabo varias acciones militares. En 2016 lanzaron la operación 'Escudo del Éufrates' para combatir al ISIS. Los objetivos eran desalojar a Estado Islámico de áreas como Jarabulus, en Alepo, y evitar la expansión de las Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas. En 2020, la iniciativa 'Escudo de Primavera' frenó parcialmente el avance del régimen en la provincia de Idlib.

Turquía es el país que más refugiados sirios alberga, con más de 3,5 millones, que ahora podrían volver a su hogar. A pesar de que Ankara haya negado haber tenido influencia en la ofensiva rebelde encabezada por Al Golani, hay fuentes que afirman que conocían su estrategia con antelación.

La minoría irreductible

Kurdos

La minoría irreductible

La minoría étnica más grande de Oriente Próximo representa aproximadamente una décima parte de la población siria. Su papel en el conflicto se basa en tres ejes fundamentales. En primer lugar, destaca su protagonismo militar, a través del YPG, apoyado y financiado por Estados Unidos para luchar contra el ISIS. En 2015, repelieron el asedio de Estado Islámico en Kobane. Su segundo objetivo es la búsqueda de la autonomía política. Los kurdos establecieron su propio gobierno independiente en 2013, la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, también conocido como el Kurdistán sirio.

Por último, destaca su ambigüedad en las relaciones con actores externos. El trato con Estados Unidos es tenso porque, a pesar de ser el país que les brinda apoyo militar, Washington busca una buena sintonía con Ankara. Los kurdos han tenido enfrentamientos continuos con las fuerzas turcas y sus aliados en el norte de Siria.

El 'eje de la resistencia' se viene abajo

Hezbolá

El 'eje de la resistencia' se viene abajo

Además de Rusia, dos de los grandes actores de la región han sido Irán y su brazo armado en la zona, las milicias de Hezbolá, procedentes de Líbano. Ambos agentes son chiíes mientras que grupos como Estado Islámico son suníes, lo que introduce una clave religiosa importante. El régimen de los ayatolás ha convertido Siria en su área de influencia y cuando Al Assad estuvo a punto de caer en la Primavera Árabe de 2011, corrió a ayudarle con armamento y asesores de la Guardia Revolucionaria. Las unidades de élite de Hezbolá actuaron sobre el terreno y se convirtieron en uno de los grupos armados más letales en su lucha, tanto contra los rebeldes como contra EI.

Para entender la caída de Al Assad hay que tener en cuenta que tanto Irán como Hezbolá se encuentran en sus horas más bajas por los golpes que les ha asestado Israel. En especial, la milicia libanesa, que en septiembre de este año sufrió la muerte de más de 500 miembros y la mutilación de 1.200 por la explosión de sus 'buscas', una operación atribuida al Mossad. Días más tarde, el líder carismático de este grupo, Hasán Nasrala, murió en un ataque hebreo. Aunque Teherán quiere recuperar su influencia en la región, no podrá contar con su brazo armado más entrenado.

La caída de Al Assad es un golpe muy duro para el denominado 'eje de la resistencia', dirigido por Irán y en el que se incluyen milicias chiíes en Irak, los hutíes de Yemen, Hezbolá, y Hamás en Gaza.

Terroristas o resistentes

Rebeldes sirios

Terroristas o resistentes

La ofensiva que comenzó el pasado 27 de noviembre ha conseguido derrocar a Al Assad. En un periodo de tiempo inferior a las dos semanas, el movimiento insurgente encabezado por Muhammad Al Golani y el Organismo de Liberación del Levante (HTS), antigua Al Qaeda en Siria, se ha hecho con el control de Damasco. Pero la rápida victoria sobre el terreno es fruto de años de entrenamiento y coordinación entre grupos armados rebeldes, que organizaron sus ataques en turnos de ocho horas para tomar por sorpresa al régimen.

El HTS, creado en 2012 en plena guerra civil bajo el nombre de Al Nusra, le juró lealtad a Al Qaeda en 2013. Tres años más tarde decidió desvincularse de la organización terrorista y se fusionó con otras facciones rebeldes. Una de ellas es el Ejército Nacional Sirio (ENS), financiado por Turquía. Por otra parte, grupos como el Frente Levantino también han contribuido al derrocamiento de Al Assad. El HTS, a pesar de querer proyectar una imagen moderada, está considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.

El tirano a la fuga

Al Assad

El tirano a la fuga

Que la familia Al Assad haya tenido que abandonar Siria supone el fin de una de las dictaduras más sangrientas de Oriente Próximo. Los Assad llegaron al poder en 1971 y para no ser desalojados de palacio no han dudado en cometer las mayores atrocidades de la región. Hafez al Assad, el padre del presidente ahora huido, ordenó en 1982 la denominada masacre de Hama, en la que murieron miles de personas y fueron encarcelados más de 20.000 opositores.

Tras su muerte en 2000 llegó al poder Bashar Al Assad. Con el fin de controlar las revueltas de la guerra civil de 2011 no dudó en usar gas sarín contra su propia población. Bajo su mandato, las cárceles más terribles de la zona se llenaron de opositores. El desmoronamiento del ejército sirio ante el avance de los rebeldes evidencia que la familia Al Assad había perdido el control. Su pasado sangriento, su falta de apoyos y su huida a Moscú llevan a pensar que su papel en el país es ya historia.

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