La ofensiva de Hamás del pasado 7 de octubre provocó conmoción por su extrema brutalidad, y confusión porque el ataque, aunque brillante y audaz en sus tácticas, parecía demencial desde el punto de vista estratégico.
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Para empezar, aunque atacaron algunos objetivos militares, en muchos casos ... sacrificaron el sentido común operacional a la mera sed de matar, asignando fuerzas para masacrar una macrofiesta juvenil o sembrar el terror al azar entre los viandantes de un municipio cualquiera. Mientras tanto, muchos soldados israelíes en la zona se enteraron del ataque por llamadas de socorro o por los medios de comunicación.
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También era evidente que Hamás no estaba en condiciones de aguantar un contraataque israelí a gran escala, así que, ¿por qué provocarlo? Hay dos respuestas: Hamás está formado por psicópatas homicidas, cegados por el odio y el sectarismo religioso. Por muy fanáticos que fuesen, tenían un plan.
El 12 de julio de 2006 la milicia chií libanesa Hezbolá realizó una incursión en Israel, matando o capturando a varios soldados hebreos. Israel respondió con intensos ataques aéreos y Hezbolá lanzó cientos de cohetes contra municipios del norte de Israel. Entonces el Tsahal inició una gran ofensiva terrestre para destruir los lanzadores de cohetes y quebrar la voluntad de lucha de Hezbolá. Este plan no salió bien.
Hezbolá llevaba años planificando el enfrentamiento, acumulando armas, construyendo fortificaciones, convirtiendo todo el sur del Líbano en una gigantesca zona de ejecución, donde cualquier enemigo que penetrase se vería batido por un intenso fuego cruzado. Los israelíes se habían lanzado de cabeza a una trampa.
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En la guerra del Yom Kippur los árabes también iniciaron la lucha con una planificación detalladísima y todo les iba bien al principio, pero inevitablemente se fueron acumulando los imprevistos hasta divergir totalmente del plan original. Por eso los israelíes lograron vencer, por la muy superior autonomía de decisión de sus mandos intermedios. Pero esta vez, Hezbolá marcó el ritmo del combate de principio a fin, hasta que el 14 de agosto los israelíes tiraron la toalla y se replegaron, vencidos.
Parece evidente que Hamás pretendía emular la hazaña de Hezbolá. Si unos sucios herejes chiís lo habían logrado ¿por qué no ellos? Pues porque A) El sur chií del Líbano es ocho veces más extenso que Gaza; B) Es un laberinto montañoso, mientras que Gaza es tan plana como una bandeja; C) Hezbolá disponía de una retaguardia segura y podía recibir refuerzos y suministros, mientras que Gaza está virtualmente sitiada; y D) Hezbolá tenía muchas más tropas que Hamás, mucho mejor armadas, organizadas y entrenadas.
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Por último, Israel no pretendía conquistar el sur del Líbano (por ahora) ni expulsar en masa a sus habitantes. Gaza, sí, algún día, y ese día ha llegado. Y frente a una limpieza étnica total, cualquier fuerza irregular está indefensa.
Sabiendo eso, ¿cuál hubiera sido la estrategia más eficaz? Probablemente A) renunciar a cualquier operación ofensiva; B) Fortificarse al máximo y acumular recursos; C) mantener una pose dialogante y democrática; D) entrenar a toda la población apta, incluso a las mujeres, para la inevitable invasión. Cualquier cosa excepto precipitar el desastre.
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Pero ellos creían que tenían un plan, aunque lo único que tenían era un espejismo.
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