Nadie dudaba de que Estados Unidos desempeñaría un papel importante en un hipotético ataque de Irán contra Israel. Era previsible también que otras potencias occidentales -como fue el caso del Reino Unido y Francia- tuvieran algún tipo de participación. Pero pocos imaginaban que Jordania sería ... protagonista. El reino hachemita se convirtió el sábado en el inesperado aliado del Estado hebreo con la interceptación de decenas de artefactos lanzados por la república islámica de camino a territorio judío. Una intervención que le ha valido, por ahora, la advertencia de Teherán, que amenaza con poner en su «objetivo» a quienes cooperen con Tel Aviv. «Lo que hicimos fue consistente con nuestra política de larga data y con cualquier proyectil, dron o cualquier cosa que ingrese a nuestro espacio», explicó este lunes el ministro jordano de Asuntos Exteriores, Ayman Safadi, en la cadena CNN consciente de su delicado papel.
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Jordania es una de las economías más prósperas de Oriente Medio y una especie de isla de estabilidad en mitad de la constante crisis que soporta la región, donde acaba de demostrar su capacidad de respuesta ante las amenazas del entorno -no son pocas con vecinos como Siria, al norte, o Irak, al este- y la importancia de las alianzas que pueda tejer. «Hicimos lo que teníamos que hacer, y déjenme ser muy claro: haremos lo mismo sin importar de dónde sean esos drones. De Israel, de Irán, de cualquier otro», defendió el ministro jordano. En esta ocasión, los artefactos disparados por el régimen de los ayatolás violaron su espacio aéreo, que había quedado cerrado justo antes de que comenzara el ataque persa.
Con algo más de 300 kilómetros de frontera compartida con territorio hebreo, el trato entre las dos naciones no siempre ha resultado fluido. Ni mucho menos de cooperación. Jordania formó parte de las alianzas árabes que se enfrentaron a Israel en 1948, 1967 y 1973 y no fue hasta mediados de los noventa cuando Ammán y Tel Aviv normalizaron sus relaciones. Hoy, la monarquía de Abdalá II destaca como uno de los socios más fiables que el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu puede encontrar en Oriente Medio, aunque exista una enorme distancia entre ambos en cuestiones de calado. El rey aboga por el reconocimiento del Estado palestino y ha reclamado en reiteradas ocasiones un alto el fuego en Gaza, donde su país ejerce como uno de los principales colaboradores de Estados Unidos para la entrada de ayuda humanitaria.
«El primer ministro israelí siempre ha querido invocar algún tipo de confrontación con Irán. Ahora, mientras continúa la presión internacional sobre Israel para que detenga la agresión a Gaza, invocar una lucha con Irán es algo que, creemos, podría diluir esa presión y podría desviar la atención de Gaza», comentaba este lunes Safadi en un evidente dardo contra Netanyahu. Jordania acoge la mayor población de refugiados palestinos, unos 2,5 millones, pero haber ayudado al Estado hebreo -como los países del Golfo, que proporcionaron Inteligencia sobre el ataque- puede pasarle factura. El 'meme' viral en el que Abdalá II aparece con el uniforme militar israelí es casi lo de menos.
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