Italia no participará en la misión Guardián de la Prosperidad, liderada por Estados Unidos, para garantizar la libertad de navegación en el mar Rojo frente a los ataques de la milicia yemení de los hutíes, que han puesto en jaque al tráfico marítimo internacional. Aunque ... en un primer momento el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, incluyó a Italia en la lista de más de diez países que participaban en la coalición, el Gobierno de Giorgia Meloni ha optado por mantenerse al margen y que la fragata 'Virginio Fasan', que ha enviado a la zona, no se coloque bajo el mando militar estadounidense. Quedará en cambio encuadrada en la Operación Atalanta, promovida por la Unión Europea para luchar contra la piratería frente a las costas de Somalia y que está dirigida por el vicealmirante español Ignacio Villanueva Serrano.
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Al igual que ya hizo antes España, Italia ha decidido no formar parte de la misión Guardián de la Prosperidad ante el riesgo de sufrir represalias, según advertía este sábado el diario 'Corriere della Sera'. La propia Meloni ya señaló en una conferencia de prensa el pasado jueves que su país mantenía una posición «muy equilibrada» en Oriente Medio, como trató de demostrar al «condenar» los ataques terroristas del grupo palestino Hamás y «sostener el derecho de Israel a existir y defenderse», pero también exigiendo a las autoridades de Tel Aviv que cesen en sus atropellos a la población civil palestina. Colocar la 'Virginio Fasan' bajo el mando militar estadounidense rompería ese equilibrio, más aún ante el riesgo de que la misión Guardián de la Prosperidad no se limite a neutralizar los misiles y drones de los hutíes y acabe golpeando sus bases en territorio yemení.
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Esta milicia chií, que justifica sus ataques en solidaridad con Hamás, cuenta con el respaldo financiero, político y militar de Irán, que también es el gran sostén de la organización libanesa Hizbulá. Naim Qassem, 'número dos' de este movimiento armado que controla amplias zonas de Líbano, incluyó recientemente a Italia dentro de la «coalición del mal» que, a su juicio, supone la misión Guardián de la Prosperidad, que pretende «proteger los intereses de Israel en el mar Rojo». La advertencia de Qassem, que pidió una «coalición del bien de fuerzas anti-israelíes en Palestina, Líbano, Yemen e Irak», donde operan diversos grupos sostenidos por Teherán, causó preocupación en Italia. Las autoridades de Roma tienen desplegados a alrededor de 1.100 soldados en territorio libanés el marco de dos misiones, una impulsada por Naciones Unidas (Unifil) y otra bilateral (Mibil).
Participar directamente en la operación Guardián de la Prosperidad bajo liderazgo estadounidense podría comprometer la seguridad de los militares italianos en el Líbano. Durante el pasado mes de octubre sobre el cuartel general de las fuerzas de Unifil y otra de sus bases cayeron un cohete y dos golpes de mortero, dejando un herido y diversos daños materiales. Los ataques, no obstante, parece que no respondieron a acciones premeditadas sino a errores en la trayectoria de los proyectiles. «No somos un objetivo», tranquilizó entonces el general de brigada Giovanni Brafa, comandante del sector oeste de la misión Unifil. La preocupación de Roma es que si la fragata 'Virginio Fasan' se implica en una eventual escalada de tensión en el mar Rojo acabe convirtiendo a los soldados italianos en Líbano en un objetivo y las próximas bombas sean intencionadas.
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