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Itamar Ben Gvir ya tiene la luz verde del Parlamento para su Guardia Nacional. El ministro de Seguridad considera que es «un mensaje importante para los residentes de Israel y para la seguridad personal, una necesidad básica y necesaria para el Estado de Israel», pero ... la oposición alerta del riesgo de que se convierta en una «milicia sectaria». El líder de la formación ultranacionalista sionista Poder Judío estará al frente de este nuevo cuerpo paramilitar compuesto por elementos de la Policía de Fronteras, reservistas del ejército y voluntarios civiles que tendrá el objetivo de «intervenir en escenarios de emergencia, delincuencia nacional y lucha contra el terrorismo, así como fortalecer la soberanía en las áreas donde se requiera», indicó un comunicado de la oficina de Ben Gvir.
Según el plan operativo publicado por los medios israelíes, el ministro formará un comité liderado por un hombre de su confianza que, en un plazo de dos meses, presentará un plan con la estructura del nuevo cuerpo, con su cadena de mando y presupuesto. En este comité estarán representados la oficina del primer ministro y los ministerios de Defensa, Justicia, Economía, el ejército y la Policía. En un primer momento, el número de efectivos podría elevarse a 2.000.
Esta Guardia Nacional es el precio pagado por Benyamin Netanyahu a cambio de la pausa de un mes en la aprobación de la reforma de la Justicia y fue la gran protagonista en la multitudinaria manifestación del sábado en Tel Aviv. Diferentes grupos que acuden desde hace trece semanas a protestar contra la reforma optaron por disfrazarse de policías encapuchados y marchar por las calles al son de la Marcha Imperial de la 'Guerra de las Galaxias'. Desde el Movimiento para un Gobierno de Calidad (MQG, por sus siglas en inglés) denunciaron que «Ben Gvir tiene claro el objetivo de tener una fuerza policial política que sirva a sus intereses privados y ha tomado al país como rehén para lograrlo».
La alegría de Ben Gvir y el resto de miembros de su coalición contrastó con la oposición del inspector jefe de la Policía, Kobi Shabtai, quien publicó el domingo una carta abierta en la que dijo que este cuerpo es «totalmente innecesario» y puede desembocar en «desastrosas consecuencias» para el país. Desde la oficina del fiscal general también alertaron de los «problemas legales» que podría comportar esta fuerza especial.
Gadi Eisenkot, exjefe del ejército que en la actualidad forma parte del partido Unidad Nacional, también mostró sus reservas y pidió a los dirigentes políticos hacer caso del criterio negativo de la Policía. Para Eisenkot, la formación de la Guardia Nacional es otra muestra de «la falta de juicio y responsabilidad del primer ministro y los miembros del Gobierno».
Detrás del plan del ministro radical está la oleada de protestas y choques que se vivieron en las zonas mixtas de Israel en mayo de 2021, durante la última guerra en Gaza. El anterior Ejecutivo comenzó entonces a desplegar fuerzas de apoyo para frenar la violencia entre judíos y musulmanes. Ben Gvir criticó entonces el papel policial por estar «ocupada con mil cosas más» y se propuso formar un cuerpo «dedicado en exclusiva» a sofocar «disturbios» o protestas propalestinas de la minoría árabe del país, que supone el 20% de Israel. Ese cuerpo ya es una realidad.
Diputados palestinos del Parlamento israelí como Ayman Odeh recurrieron a Twitter para preguntarse: «¿Por qué necesita el Estado de Israel, que ya cuenta con ejército, Policía, Shin Bet, Mossad, Consejo Nacional de Seguridad, un equipo SWAT y Policía de Fronteras, una Guardia Nacional?» La misma pregunta que se formulan las decenas de miles de israelíes que protestan cada semana contra el Gobierno.
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