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Después de ocho meses de agonía, las familias de Noa Argamani (25 años), Almog Meir (21), Andrey Kozlov (27) y Shlomi Ziv (40) recibieron la noticia que más esperaban: sus seres queridos están vivos y son libres. Las fuerzas especiales de Israel lanzaron a primera ... hora de este sábado una misión de rescate en el campo de refugiados de Nuseirat y lograron liberar con vida a estos cuatro rehenes que Hamás capturó el 7 de octubre en el festival Supernova. Fue una «operación compleja» en la que Tel Aviv contó con apoyo de Washington, se desarrolló en dos puntos diferentes y causó una masacre en el corazón de un campamento superpoblado en el que murieron al menos 210 personas y más de 400 resultaron heridas, según datos del Ministerio de Salud de Gaza. Las lágrimas de alegría en el lado israelí por la liberación fueron de dolor en la parte palestina por la cantidad de víctimas que provocó la intervención.
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Los cautivos fueron trasladados a un hospital donde se confirmó que su estado es bueno, se reunieron con sus familiares y recibieron la visita de un Benjamín Netanyahu exultante, que calificó la operación de «exitosa» y reiteró que «haremos todo lo posible para que todos vuelvan vivos a casa». El primer ministro hebreo, centro de las críticas de las familias por anteponer la guerra a un acuerdo de alto el fuego que permita un intercambio con Hamás, reveló que le habían informado de que «esta operación se realizaría en circunstancias muy complicadas y peligrosas. Lo sabía. Pero sin dudarlo decidí dar la orden porque eran cautivos israelíes y confiaba en los héroes de los comandos especiales». En el transcurso del rescate uno de los miembros de estas unidades resultó herido y poco después se confirmó su muerte.
Netanyahu, partidario de aplicar una estrategia de presión máxima a Hamás y a la población de Gaza para lograr sus objetivos, apeló a la épica y dijo ante los medios que «los cautivos son el oro y el diamante que deseamos devolver. Esta operación quedará escrita en la historia. Sí, sabemos que tenemos que pagar el precio, pero también sé que los héroes siempre serán mencionados en el libro y en la historia de Israel».
El primer ministro se apunta así una gran victoria mientras que el exjefe del ejército Benny Gantz canceló una intervención ante la nación en la que tenía previsto anunciar su retirada del Gobierno de unidad nacional. Las familias de los cautivos emitieron un comunicado en el que se mostraban felices por la noticia, pero a la vez preocupados porque piensan que Netanyahu la utilizará para asegurarse el uso de la fuerza y no aceptar un acuerdo con Hamás que facilite un intercambio.
El ejército acusa al enemigo de «esconder de manera intencionada a los rehenes en zonas civiles». Esta es la segunda gran operación de rescate que lanza con éxito Israel desde el comienzo de la guerra. En febrero, los argentinos Luis Norberto Har (70 años) y Fernando Marman (60) fueron liberados en Rafah, en el sur de la Franja. A principios de diciembre el ejército intentó soltar a otro secuestrado, pero no lo consiguió y murió en la operación.
Benjamín Netanyahu
Primer ministro de Israel
Los más de 200 civiles y militares que Hamás capturó el 7 de octubre se han convertido en su mayor arma de presión sobre Israel, pero no ha sido suficiente para obligar a Netanyahu a aceptar un acuerdo que incluya un alto el fuego definitivo. Israel calcula que el enemigo sigue teniendo en su poder a unos 120 rehenes, de los que una tercera parte habrían muerto, según informes de Inteligencia.
Por su parte, en un comunicado en su canal de Telegram, el grupo islamista declaró que la liberación de estas cuatro personas «no cambiará el fracaso estratégico del ejército israelí en la Franja». Hamás también afirmó que «la resistencia todavía mantiene un mayor número de cautivos y puede aumentarlo».
Abu Obeida, portavoz islamista, declaró que «la operación supondrá un gran peligro para los prisioneros enemigos y tendrá un impacto devastador en sus condiciones y vidas». Una amenaza que añade presión a las fuerzas de seguridad y a los dirigentes hebreos, que han puesto sobre la mesa de Hamás una hoja de ruta que contempla una tregua de seis semanas para el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos. Pero los milicianos exigen un alto el fuego definitivo y la retirada de las tropas de la Franja.
En medio del entusiasmo israelí y de las felicitaciones a las fuerzas de seguridad por el rescate, el embajador adjunto de Palestina ante la ONU, Majed Bamya, escribió en su canal de la red social X que «decenas de civiles y muchos niños murieron en la operación israelí y es posible que no se mencionen o, en el mejor de los casos, sean una nota a pie de página en las noticias». El diplomático palestino añadió que «cuando sonríes al ver a un padre abrazar finalmente a su hija en Tel Aviv, derramas una lágrima por el padre que tuvo que enterrar a la suya en Gaza».
Abu Obeida
Hamás
Las imágenes del hospital de los Mártires de Al Aqsa colapsado, con heridos de todas las edades tirados en un suelo ensangrentado, familiares desesperados y médicos con apenas material para atender a la gente mostraron la otra cara de una operación con final feliz para Israel. Es el último hospital que queda operativo en esta parte de Gaza y los heridos no tienen evacuación posible porque el Estado hebreo mantiene cerrado el paso de Rafah hacia Egipto.
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