Israel fortifica su frontera y toma la zona desmilitarizada que le separa de Siria

El Gobierno reacciona así a la retirada absoluta de esta zona de los militares sirios, lo que deja el camino abierto para la acción de cualquier milicia insurgente contraria a Tel Aviv. El sábado, soldados israelíes ya tuvieron que ayudar a los cascos azules a repeler una incursión de «individuos armados» cerca de la localidad de Hader. El ministro de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, del gobernante Likud, advirtió que el principal peligro reside en que la mayor parte del país vecino «está ahora controlada por filiales de Al Qaeda y el ISIS. Los acontecimientos están lejos de ser motivo de celebración».

Por el contrario, el primer ministro se mostró exultante y calificó el derrocamiento de Bashar Al Assad como «un día histórico» para la región al representar la caída de un «eslabón central del eje del mal» liderado por Irán. «Es el resultado directo de los golpes que hemos infligido a Irán y Hezbolá, principales apoyos de Al Assad. Ha desencadenado una reacción en cadena en todo Oriente Medio, empoderando a quienes buscan liberarse de este régimen opresor», sentenció Netanyahu, quien realizó una visita simbólica a los Altos del Golán y conversó con los militares enviados a la divisoria.

Diferentes analistas coinciden con el jefe de Gobierno hebreo en que la insurrección en Siria constituye la segunda gran convulsión que padece Oriente Medio desde la masacre de Hamás contra los kibutz del 7 de octubre de 2023, incluso por delante de la reciente 'crisis de los misiles' entre israelíes e iraníes, y sus consecuencias resultan ahora mismo impredecibles: tanto debido a la lucha interna por el poder que puede acontecer entre los grupos que han protagonizado el alzamiento, como por los efectos de un nuevo régimen en los países del entorno, especialmente los dos actores citados –Israel, Irán– y Turquía.

En un clima de cautela, el Gobierno dio orden de suspender temporalmente las clases en los colegios de los pueblos drusos en los Altos del Golán, que Israel ocupó en 1967 y mantiene anexionados desde 1981. Los militares han pedido también a la población que permanezca atenta a cualquier posible alerta ante la eventualidad de que se produzcan ataques desde el otro lado de la divisoria.

El alto mando judío dice tener en cuenta «la posibilidad de que hombres armados entren» en la franja de separación, por lo que se ha reforzado la vigilancia incluso con tanques y torres de defensa. El ministro de la Diáspora sugirió que Israel asuma plenamente el dominio de la zona para evitar que acabe controlada «por yihadistas».