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En una misma jornada Irán golpeó con misiles en Siria, Irak y Pakistán. La república islámica saldó las cuentas que tenía pendientes por ataques recientes y envió a Israel un mensaje claro sobre su capacidad de alcanzar objetivos a más de 1.200 kilómetros de ... sus fronteras. No es habitual ver a los iraníes inmersos en este tipo de operaciones que coinciden con un momento de máxima tensión regional por la expansión de la guerra de Gaza en diferentes frentes.
Este martes la Guardia Revolucionaria informó de un doble ataque con misiles contra «bases de terroristas anti-iraníes» en Idlib (Siria) y una «base del Mossad» en Erbil (Irak). Algunos de los proyectiles se lanzaron desde el extremo suroeste de la república islámica y el impacto más lejano se produjo en Idlib, a más de 1.200 kilómetros, lo que periodistas locales como Mohammad Shaltouki, de la agencia oficial Irna, interpretaron en su cuenta de X como «un mensaje claro para el régimen sionista» (forma de referirse a Israel).
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En estas operaciones los iraníes emplearon por primera vez misiles de medio alcance del tipo Khyber-Shaken. Estados Unidos condenó de manera inmediata al ataque contra Erbil, donde cuenta con un consulado, y aseguró que fueron «una serie de golpes imprudentes e imprecisos». Las autoridades locales informaron de la muerte de al menos cuatro civiles, entre ellos el conocido empresario Peshraw Dizayee, propietario del grupo Falcon. El presidente de la región autónoma kurda, Masoud Barzani, acudió al funeral de Dizayee.
En Erbil se escucharon al menos ocho explosiones y el aeropuerto internacional tuvo que suspender las operaciones durante la noche. El gobernador de la ciudad, Omed Khoshnaw, calificó lo ocurrido de «un ataque terrorista, un acto inhumano». La Guardia Revolucionaria explicó que fue «la respuesta a las recientes atrocidades del régimen sionista, que provocaron el asesinato de comandantes de la Guardia y del Eje de Resistencia». El más reciente fue el del general Razi Mousavi a las afueras de Damasco el 25 de diciembre.
La operación en Siria tuvo como objetivo «las bases de los autores de operaciones terroristas en la república islámica», en alusión al doble ataque suicida del 3 de enero en el mausoleo del general Qassem Suleimani en Kerman, en el que murieron más de ochenta personas. El grupo yihadista Estado Islámico (EI) asumió la autoría y Teherán lanzó cuatro misiles contra bases y campos de entrenamiento empleados por el grupo, según informaron los medios iraníes. «Aseguramos a nuestra nación que las operaciones ofensivas continuarán hasta vengar las últimas gotas de sangre de los mártires», apuntó la Guardia Revolucionaria.
La Guardia Revolucionaria cumplió su palabra y al caer la noche siguió con estas operaciones ofensivas en el vecino Pakistán. Por primera vez, los iraníes atacaron al grupo baluche Jaish Al-Adl dentro de territorio paquistaní, informó la agencia Tasnim, y lo hicieron con el lanzamiento de misiles y drones contra dos de sus bases fronterizas. Los iraníes acusan al grupo baluche de estar detrás de varios atentados contra sus fuerzas en las últimas semanas.
El estallido de la guerra en Gaza ha multiplicado los frentes abiertos y en otro de ellos, en Yemen, EE UU aseguró haber interceptado un envío de armas enviadas por Teherán para reabastecer a los rebeldes hutíes. El Comando Central de Estados Unidos anunció que encontraron las armas durante un registro nocturno a un barco en el Mar Arábigo. La república islámica niega sus vínculos con estos rebeldes cuyo gran ejemplo es la milicia Hezbolá.
Pese a los bombardeos ordenados el viernes por el presidente norteamericano, Joe Biden, los hutíes han atacado tres barcos en las últimas veinticuatro horas y el comercio marítimo mundial está pendiente de la inseguridad en el mar Rojo.
Aunque también hay noticias para el optimismo: Israel y el movimiento islamista Hamás han llegado a un acuerdo para enviar medicinas a los rehenes hebreos y suministrar ayuda humanitaria a la población del territorio palestino, según anunció este martes el Ministerio de Relaciones Exteriores de Catar. Su portavoz, Majed al Ansari, subrayó el «éxito de una mediación» conjunta de Catar y Francia que permitió alcanzar un acuerdo entre Israel y Hamás.
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