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El ejército israelí ha informado hoy que ha recuperado «alrededor de 1.500 cadáveres» de los milicianos de Hamás que atacaron el sábado el territorio israelí por tierra -colándose por una veintena de puntos de la frontera-, en lanchas por mar y por aire, con ... parapentes motorizados. Asimismo, afirma haber recuperado el control de la frontera y que no ha habido infiltraciones en las últimas 24 horas. También está minando los puntos donde los milicianos destruyeron la valla fronteriza que les protege de los terroristas de Hamás.
Durante esta pasada noche, Israel ha vuelvo a bombardear objetivos en Gaza, lo que ha elevado la cifra de muertos por encima de 700, según el ministro palestino de Sanidad. Los heridos superan ya los 4.000 y hay más de 137.000 desplazados. En el lado israelí, son más de 900 víctimas mortales y 2.600 heridos.
Hamás amenazó ayer lunes con asesinar a un rehén por cada bombardeo israelí sobre Gaza. La organización islamista respondió ayer así a la orden de las Fuerzas de Defensa de Israel de desencadenar «ataques masivos» de la aviación contra los «nidos del terror» donde se refugian las milicias, lo que se tradujo desde primeras horas de la tarde en una sucesión de explosiones en territorio gazarí que reventaron decenas de edificios e infraestructuras. El resplandor anaranjado de los estallidos continuaba anoche iluminando los barrios a oscuras por los cortes de energía.
La respuesta de Tel Aviv a la ofensiva islamista de este pasado fin de semana sigue el guion que todos preveían: rápida y sin concesiones. El ministro de Defensa, Yoav Galant, anunció a mediodía el inicio de un «cerco completo» a Gaza, a la que se ha dejado «sin electricidad, sin alimentos, sin agua, sin gas», enfatizó. En total, se calcula que 2,3 millones de palestinos resultarán afectados por el corte de los suministros. «Nada entrará y nada saldrá. Estamos luchando contra animales y actuaremos de manera acorde», clamó el ministro.
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El fundamento final del Gobierno es el desmantelamiento de Hamás. El contralmirante Daniel Halgari, portavoz de las Fuerzas de Defensa, explicó que las tropas tienen la orden expresa de localizar y eliminar a todos los altos cargos de la «organización terrorista» y demoler sus estructuras. El máximo líder del grupo, Ismail Haniye, cuyo último domicilio se localiza en Catar, «es un hombre muerto», auguró Halgari.
Como ejemplo del rigor bélico con el que el ejército se toma esta réplica, anoche anunció que dejará de avisar obligatoriamente del lanzamiento de bombas sobre la Franja. Hasta ahora era una práctica habitual enviar advertencias a los móviles de la población o realizar el denominado 'golpe en el techo', una detonación de escasa intensidad en los tejados elegidos como objetivo para provocar su evacuación. Fuentes militares han justificado esta decisión al periódico 'The Times of Israel' porque los miles de israelíes residentes en la zona han sido ya desalojados y enviados a zonas seguras.
La orden de desactivar el previo aviso parece ser el principal motivo por el que las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam de Hamas emitieron su amenaza, que se cierne sobre 130 rehenes. «Cualquier ataque contra nuestro pueblo en la seguridad de sus hogares, sin previo aviso, se enfrentará con la ejecución de rehenes civiles, que será retransmitida en vídeo y audio», anunció el portavoz de esta milicia, Abu Obeida. La incertidumbre sobre el destino de los secuestrados preocupa sobremanera a las autoridades de Tel Aviv, pero no ha detenido los ataques. La organización islamista ha asegurado que al menos cuatro de los cautivos han muerto a causa de la lluvia de fuego sobre Gaza.
Las Fuerzas de Defensa han recuperado el control de todos los asentamientos situados en la frontera, aunque los enfrentamientos «aislados» con los milicianos continuaron en el sur, una prueba de que Hamás ha ofrecido una sólida resistencia y que el fallo de la Inteligencia israelí al no detectar la ofensiva ha sido absoluto. El Ministerio de Defensa ha desplegado tanques, helicópteros de combate y drones para cerrar decenas de brechas abiertas por los palestinos en la línea de contacto y anoche, sesenta horas después del inicio de la ofensiva islamista, informó de que había logrado detener por completo la entrada de hombres armados.
La guerra es un escenario permanentemente en llamas. También Hezbolá intenta obtener réditos de esta inédita situación, al igual que la Yihad Islámica, una de cuyas células fue interceptada en una incursión en territorio israelí con el resultado de siete terroristas abatidos. Hezbolá lanzó mientras tanto fuego de mortero en la frontera norte, lo que fue replicado con la voladura de uno de sus campamentos en Líbano y la muerte de tres de sus miembros que el partido-milicia ha prometido vengar. De hecho, al cierre de esta edición las Fuerzas de Defensa y los activistas chiís asentados en suelo libanés seguían intercambiándose disparos. Varios cohetes de Hamás también cayeron en «zonas abiertas» cerca de Tel Aviv y la carretera de Jerusalén.
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Fuentes palestinas aseguraron que la demostración de fortaleza militar de Israel, que solo en la madrugada de ayer atacó 500 objetivos en Gaza, ha supuesto que decenas de edificios civiles hayan quedado demolidos bajo las bombas y causado un elevado número de bajas. Uno de ellos es una mezquita en cuyo interior el Ministerio de Defensa afirmó que los «terroristas» habían instalado una «sala de guerra». Los muertos no dejan de aumentar en ambos bandos.
«Las atrocidades llevadas a cabo por Hamás no se han visto desde las atrocidades del ISIS (Estado Islámico). Niños atados y ejecutados con el resto de sus familias, niñas y niños jóvenes baleados por la espalda, ejecutados y otras atrocidades que no describiré aquí», dijo Benjamín Netanyahu en un discurso en el que dijo que Israel trata de asegurar «su existencia» con esta guerra «que ganaremos».
Pese a todo, el miedo continúa instalado entre los israelíes ante la eventualidad de que decenas o centenares de milicianos hayan logrado infiltrarse a través de una frontera altamente porosa y permanezcan en su territorio. El ejército y la Policía, que ha tenido también su parte de escaramuzas desde el fin de semana, han reforzado extraordinariamente los controles en las ciudades y las carreteras. Los vehículos se revisan una y otra vez y las documentaciones personales se comprueban de continuo.
Al pánico ha contribuido el llamamiento que el Gobierno hizo anoche a la población con el fin de que se prepare para una situación de emergencia. Esta circunstancia provocó el inmediato desabastecimiento de numerosos supermercados y farmacias debido al acopio masivo de agua, alimentos y medicamentos.
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