En el marco de una crisis que no deja de desangrar a Oriente Medio, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, lanzó este jueves un llamamiento urgente para abordar la creciente catástrofe humanitaria y el deterioro del panorama político en Siria. Sus palabras, cargadas ... de gravedad, reflejan la frustración acumulada tras catorce años de conflicto: «Estamos siendo testigos de los amargos frutos de un fracaso colectivo crónico para lograr un verdadero cese de las hostilidades a nivel nacional y un proceso político serio», afirmó.
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Las reflexiones de Guterres llegan tras una conversación con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en la que discutieron los últimos acontecimientos en el noroeste de Siria, donde una rápida ofensiva liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) ha provocado cambios significativos en las líneas del frente y ha puesto a decenas de miles de civiles en riesgo. La ciudad de Alepo, reconquistada en 2016 por el ejército sirio con la ayuda de Rusia e Irán, cayó en manos del grupo en apenas 72 horas. Hama, estratégicamente importante por estar en la ruta de avituallamiento, lo hizo este jueves.
Muchos observadores ven detrás de los acontecimientos la mano de Turquía, cuyo Ejecutivo dice llevar tiempo advirtiendo que la violencia que perpetra Israel en Palestina y Líbano amenaza con devorar a Siria. Esta región, ya devastada por años de guerra, enfrenta ahora una nueva ola de sufrimiento.
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La situación, según Guterres, pone de manifiesto el fracaso de los acuerdos previos de desescalada, que nunca lograron un alto al fuego integral ni un avance real en el cumplimiento de la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. Este texto, adoptado en 2015, exigía una transición política inclusiva y una solución negociada al conflicto, que fue ignorada repetidamente por los actores clave.
Guterres apeló este jueves a la memoria de Siria como «encrucijada de civilizaciones» y evocó el tiempo en que, como Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, fue testigo de la hospitalidad del pueblo sirio hacia los desplazados iraquíes. «No había campamentos de refugiados en Siria; los refugiados vivían entre su gente», recordó. Ahora, esa misma nación que acogió a tantos está fragmentada y al borde del colapso, un panorama que calificó como «doloroso y alarmante».
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El secretario general enfatizó la necesidad de acceso humanitario inmediato a todas las áreas afectadas, así como de retomar el proceso político liderado por la ONU. De igual modo, instó a todas las partes involucradas a proteger a los civiles y cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional. También pidió a quienes tienen influencia sobre las facciones en conflicto que asuman su responsabilidad y contribuyan al alivio del sufrimiento del pueblo sirio.
Las palabras de Guterres llegan en un momento crítico, cuando la comunidad internacional parece haber perdido interés en un conflicto que ha dejado más de medio millón de muertos y millones de desplazados. «Es hora de un diálogo serio para restaurar la soberanía, unidad, independencia e integridad territorial de Siria, y para responder a las legítimas aspiraciones de su pueblo», concluyó.
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El desafío monumental es superar la inercia política y las rivalidades geopolíticas que han permitido que la guerra civil siria se prolongue durante casi tres lustros, atrapando al pueblo sirio en un conflicto que parece no tener fin.
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