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Después de tres jornadas de intercambios de presos y rehenes, Gaza afronta este lunes la última jornada de la tregua acordada entre Israel y Hamás con la esperanza de que se puedan alargar los días de alto el fuego. Catar trabaja contra el reloj para ... obtener una prórroga y sus equipos operan tanto en Israel como en el interior de Gaza. La milicia yihadista informó de que también negocia en el mismo sentido. Fuentes cercanas a esta organización señalaron que sus líderes estarían dispuestos a establecer entre «dos y cuatro» días más de alto el fuego, en cada uno de los cuales liberarían a diez cautivos a cambio de un número de presos palestinos todavía por determinar. A última hora del domingo, el gabinete de guerra de Netanyahu debatía la prórroga.
Lolwah Rashid al-Khater, ministra de Cooperación del pequeño reino del Golfo que visitó la Franja, declaró que «esperamos que nuestros esfuerzos encaminados a ampliar la tregua tengan éxito. Esto permitirá la entrada de más ayuda humanitaria». El presidente estadounidense, Joe Biden, también se mostró esperanzado «con mantener la pausa» en los combates y declaró que «voy a seguir trabajando con el Emir de Qatar, el presidente Al Sisi (Egipto) y el primer ministro Netanyahu para hacer todo lo posible para que todos los rehenes sean liberados».
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J. Gómez Peña
El tercer intercambio entre Hamás e Israel discurrió este domingo sin incidentes importantes, aunque con mucho nerviosismo tras lo sucedido el sábado, cuando el grupo islamista retrasó la entrega tras acusar a Tel Aviv de no cumplir el pacto. Los yihadistas entregaron al Comité Internacional de Cruz Roja a catorce israelíes, entre ellos una niña con doble nacionalidad israelí-estadounidense y un joven israelí-ruso, y tres tailandeses. Esta vez sólo cuatro de ellos salieron a través del paso de Rafah con dirección a Egipto. Doce cruzaron en algún punto a lo largo de la verja de separación y uno fue trasladado en helicóptero al hospital, según informó el ejército.
Hamás hizo una de las entregas en la plaza Palestina de la misma Ciudad de Gaza, todo un mensaje para intentar demostrar su capacidad operativa frente a las alegaciones de Israel que asegura que los islamistas han perdido el control de la zona norte. Varias camionetas con milicianos se presentaron en plena ciudad y allí se encontraron con los responsables del CICR.
Cuando se confirmó que todo estaba en orden, Tel Aviv dio la luz verde para la salida de la prisión de Ofer de otros 39 presos palestinos, todos ellos mujeres y menores. Por primera vez, uno de los presos es de Gaza y no está claro si podrá regresar a la Franja o se quedará en Cisjordania. Una noche más las calles de ciudades palestinas como Ramala se vistieron de fiesta y se tiñeron del verde de las banderas de Hamás para recibir a los recién excarcelados entre gritos de agradecimiento a las Brigadas Al Qassam. Si todo va según lo previsto, en la última jornada de tregua Hamás completará este lunes la entrega de 50 rehenes e Israel la de 150 presos; las cifras totales establecidas en un acuerdo que ahora mismo contempla extensiones de veinticuatro horas por cada grupo extra de diez rehenes liberados.
Benjamín Netanyahu aprovechó la penúltima jornada para visitar a las tropas en Gaza, donde pudo ver uno de los túneles de Hamás. «Estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para recuperar a nuestros rehenes y, al final, los recuperaremos a todos. Tenemos tres objetivos en esta guerra: eliminar a Hamás, recuperar a todos nuestros rehenes y garantizar que Gaza no vuelva a representar una amenaza para el Estado de Israel y los vamos a lograr. Continuaremos hasta la victoria», dijo el primer ministro a sus soldados. La figura de Netanyahu está muy cuestionada en Israel y el sábado hubo una nueva concentración frente a la residencia oficial en Jerusalén para pedir su dimisión.
A la espera de la confirmación sobre una posible prórroga, el jefe del ejército, Herzi Halevi, realizó una evaluación de los planes de batalla para retomar las operaciones en Gaza y lo hizo junto al comandante del Comando Sur, el general Yaron Finkelman. El ejército aseguró estar empleando estos días de alto el fuego para refrescar las tropas y mejorar los planes de cara a las próximas fases de la guerra.
La primera tregua llegó tras siete semanas de bombardeos masivos y una operación terrestre que llevó al ejército hasta el corazón de la Ciudad de Gaza. El Ministerio de Salud eleva los muertos a más de 14.000. Los sectores ultranacionalistas del Gobierno criticaron la pausa por considerarla una muestra de debilidad ante Hamás, pero la presión de las familias de los cautivos y de Washington llevaron a Netanyahu a aceptar los cuatro días de alto el fuego.
«Probablemente el proceso continúe hasta que se termine el stock de rehenes civiles, es decir una semana o diez días más como máximo. El hueso duro será cuando llegue el turno de los soldados israelíes en manos de Hamás. Además de su exigencia de liberación masiva de prisioneros palestinos, Hamás exigirá la misma condición de acuerdos de confrontaciones anteriores: una tregua permanente. Es decir, una póliza de vida de su cúpula. Esto está en contradicción total con el objetivo que Netanyahu expone públicamente», opina el analista político israelí Daniel Kupervaser.
Esta ventana abierta en medio de los combates ha permitido a los gazatíes recordar cómo eran sus vidas sin bombardeos, pero también les han abierto los ojos sobre la situación de catastrófica en las zonas más golpeadas. Siguiendo uno de los puntos clave del acuerdo, otros doscientos camiones con ayuda humanitaria entraron a la Franja y decenas de ellos alcanzaron la zona norte.
Ocho palestinos han muerto y una veintena resultado heridos durante los enfrentamientos ocurridos este fin de semana en Cisjordania; una sucesión de violencia que ensombrece la tregua establecida entre Israel y Hamás. Según informaciones locales, los disturbios se produjeron en el marco de «operaciones antiterroristas» al margen de la milicia yihadista que secunda el alto el fuego, ya que éste habría quedado en otro caso roto 'de facto'.
Cinco de las víctimas se registraron en el campo de refugiados de Yenín, donde una columna de blindados de las Fuerzas de Defensa cercó dos centros sanitarios, el hospital público y la clínica Ibn Sina, para registrar las ambulancias en busca de milicianos heridos o material susceptible de ser utilizado por los terroristas.
En la operación fue detenido un individuo que el pasado agosto asesinó a dos israelíes, según el ejército. Al parecer, durante el cerco se produjeron diferentes enfrentamientos entre los soldados y grupos de palestinos.
Las otras tres muertes se produjeron en la mañana de este domingo. Un médico de 25 años falleció frente a su casa en Qabatiya, en un ataque que algunas fuentes atribuyeron a los colonos, mientras que dos jóvenes fueron abatidos por militares en Al Bireh y Naplusa. En algunos casos, la Media Luna Roja denunció que los soldados entorpecieron las labores de auxilio.
Por su parte, Yihad Islámica hizo este domingo un «llamamiento a las masas para que apoyen la resistencia en Gaza y Yenín».
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