Los equipos de rescate trabajan entre los escombros de un edificio bombardeado por Israel en la localidad de Abbasiyeh. AFP

El éxodo de civiles de la frontera allana el camino a la invasión terrestre israelí a Líbano

Los aviones hebreos mantienen su castigo continuado contra las posiciones de Hezbolá, que responde con un lanzamiento de misiles

Mikel Ayestaran

Enviado especial. Beirut

Martes, 24 de septiembre 2024

Israel ha vuelto a atacar este miércoles posiciones en el sur y el este de Líbano. Es la tercera jornada de bombardeos después de que este martes los proyectiles cayeran sobre Beirut por tercera vez desde el viernes. Su objetivo fue Ibrahim Qubaisi, responsable del ... programa balístico de Hezbolá. Fue la segunda operación contra un alto cargo de la milicia chií en apenas veinticuatro horas y confirmó que la capital libanesa pasa a formar parte de la zona de acción del ejército, además del sur y este del país. Después del lunes sangriento, con casi 600 muertos y 2.000 heridos, entre ellos 50 niños y dos trabajadores de la ONU, los aviones hebreos siguieron castigando posiciones radicales durante todo el día y los militares de Tel Aviv volvieron a ordenar a los civiles la evacuación inmediata de estas zonas. El éxodo de decenas de miles de personas alisa el camino para una posible entrada por tierra de las tropas y permite a Israel usar a los desplazados como un arma más de guerra para presionar a la milicia proiraní.

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Beirut se vistió de guerra con la llegada de desplazados del sur y este. La carretera principal de acceso a la ciudad volvió a registrar grandes atascos y los recién arribados se distribuían según sus posibilidades. Algunos con familiares y amigos, otros en hoteles y un tercer grupo en las escuelas habilitadas por el Gobierno y dirigidas por miembros de los partidos chiís Amal y Hezbolá.

Abbas Fares, de 65 años, es la segunda vez que se desplaza en esta guerra. Primero tuvo que abandonar su casa en Yaroun, localidad en la misma frontera desde la que puede ver a los soldados enemigos, y después Maaraka, donde había encontrado refugio durante los últimos seis meses. «El viaje ha sido un infierno, doce horas entre los bombardeos. Yo no quería irme, pero fueron milicianos de Hezbolá quienes me dijeron que era mejor que saliera porque los bombardeos iban a ser muy duros, por eso me fui», explica Fares con pena, porque sabe que cuando todo pase seguramente su casa será escombro.

«Donaciones de alimentos»

Mazen Yamout es uno de los responsables de la recepción de los desplazados en la escuela Sakib Irslan de la capital. Este informático de 50 años dice que ofrecen «techo, colchones y comida a las familias» y gestionan «las donaciones de alimentos y ropa que los libaneses han empezado a dejar en las escuelas a nivel particular». Yamout dice que tienen «muchas diferencias internas, pero cuando sufrimos un golpe así de Israel, nos unimos y apoyamos. No van a poder con nosotros».

La experiencia de hace dieciocho años hizo posible que muchas familias supieran a qué colegio dirigirse. «No tenemos claro lo que puede durar esto, una semana, un mes, un año… Lo que debe saber el enemigo es que les vencimos en 2000 y 2006 y volveremos a hacerlo», explica Hussein Bakri, de 20 años y llegado de Aytit, otro de los puntos cercanos a la frontera duramente castigados por la aviación. En su camino a Beirut tuvo que cambiar de coche porque el suyo sufrió daños en un bombardeo que mató a dos personas en otro vehículo cercano. «El viaje ha sido terrorífico», afirma el joven.

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El ejército hebreo ataca por segundo día consecutivo a un alto cargo de Hezbolá en Beirut

«Queremos vivir en paz», asegura el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian

Hezbolá reaccionó a la serie de duros golpes recibidos en los últimos días con el lanzamiento de decenas de cohetes contra la zona norte de Israel, en la línea de la estrategia de hostigamiento diario y contenido de los últimos meses. El Partido de Dios colgó un comunicado en redes sociales en el que dijo que a partir de ahora su lucha no es sólo en solidaridad con la gente de Gaza, sino que servirá para defender a los libaneses. Un cambio de discurso que algunos medios locales interpretaron como una declaración de guerra. La mayoría de cohetes de Hezbolá fueron interceptados y apenas causaron daños materiales.

«Defendido por Occidente»

La milicia chií no mueve un dedo sin la luz verde de su creador y financiador, que es Irán. El presidente de la república islámica, Masoud Pezeshkian, hizo alusión a la escalada de tensión durante una entrevista con la cadena CNN y señaló que «Hezbolá no puede enfrentarse solo a un país que está siendo defendido, apoyado y abastecido por los países occidentales, los países europeos y Estados Unidos».

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El apoyo es firme, pero los persas no quieren entrar en el intercambio de golpes directo con Israel y sigue pendiente su respuesta al asesinato de Ismael Haniye en Teherán. Pezeshkian viajó a Nueva York para tomar parte en la Asamblea General de al ONU e insistió en que no querían la guerra. «Queremos vivir en paz», dijo.

Unidad y dudas en Tel Aviv

La operación en Líbano ha unido a los políticos de Israel y la oposición mostró su apoyo a la decisión de Benjamín Netanyahu de golpear con dureza a la milicia chií. Este cambio de frente ha servido al primer ministro para alejar el foco de atención de los problemas internos que tiene con las familias de los rehenes en manos de Hamás, que le reclaman un acuerdo para que los suyos vuelvan vivos a casa.

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Analistas militares respetados en Israel como Yossi Melman, del diario 'Haaretz', mostraron sus dudas con la decisión del primer ministro. «¿Tiene alguien en el gobierno y en el ejército un plan de salida para poner fin a la guerra en el Líbano? ¿Durará un año, como quiere Bibi? ¿Es una ilusión que los asesinatos y la destrucción de una parte importante del arsenal de misiles hagan caer arrodillarse y rendirse a Nasralá? Irán no permitirá que el Líbano sea destruido», apuntó Melman. Como ocurre en Gaza desde hace un año, los responsables en Israel de gestionar el día a día de la guerra no aclaran cuál es el plan para el día después.

Guterres pregunta «cuál es la alternativa» a un Estado palestino

António Guterres incidió este martes una vez más en la necesidad de impulsar un proceso que culmine con la creación del Estado palestino como solución al conflicto en Oriente Próximo. El secretario general de la ONU se ha manifestado en estos términos en su discurso ante la 79ª Asamblea General de Naciones Unidas.

«La comunidad internacional debe movilizarse para promover un alto el fuego inmediato, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y el inicio de un proceso irreversible que nos encamina hacia la solución biestatal. Pregunto a quienes siguen socavando este objetivo con más asentamientos, más apropiaciones de tierra y más incitación, ¿cuál es la alternativa?», ha señalado.

Guterres destacó que «nada puede justificar los actos de terror» cometidos por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) el 7 de octubre contra Israel –cuando unas 1.200 personas murieron y otras 240 fueron secuestradas– en un suceso que provocó la respuesta israelí en Gaza –que deja ya más de 41.400 muertos– y que desembocó en la actual guerra regional.

«Tampoco hay nada que pueda justificar el castigo colectivo al pueblo palestino. La envergadura y la rapidez de la destrucción y los asesinatos en Gaza nada tienen que ver con lo que he visto en los años que llevo como secretario general», denunció un Guterres que subrayó que incluso personal de la ONU ha fallecido por los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza. (Por Ramona Asla)

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