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Mercedes Gallego
Ccrresponsal. Nueva York
Viernes, 2 de febrero 2024
«Si nos haces daño, responderemos». Con esas palabras anunció ayer el presidente Joe Biden el comienzo de las operaciones militares en Irak y Siria con las que EEUU se venga del ataque con un drone que perpetraron en Jordania las milicias financiadas por Irán ... el domingo pasado.
Según un comunicado del Pentágono firmado por el secretario de Defensa Austin Lloyd, los primeros misiles empezaron a caer a las 22:00 h de la noche en España sobre 84 objetivos en siete instalaciones militares de las milicias financiadas y entrenadas por Irán. En ellos se emplearon 125 bombas de precisión que se descargaron sobre centros de operaciones, hangares, comandancias, almacenes de drones, instalaciones de avituallamiento o reposición logística, además de tres casas de seguridad en la provincia de Ambar (Irak). «Esto es solo el principio de nuestra respuesta«, advirtió Lloyd.
En su comunicado Biden insistió en que Estados Unidos «no busca un conflicto ni en Oriente Medio ni en ninguna otra parte», pero tampoco tolerará ataques sobre sus fuerzas. «Tomaremos las medidas que sean necesarias», añadió el jefe del Pentágono. Se espera que la campaña «por fases» que puede durar semanas.
El ataque del domingo sobre la Torre 22, una base estadounidense logística en la frontera entre Jordania y Siria, donde EEUU está establecido desde hace una década para luchar contra el Estado Islámico, se cobró la vida de tres efectivos estadounidenses y dejó 41 heridos, todos ellos de la Guardia Nacional. Era la primera vez desde la catastrófica retirada de Afganistán en la que el mandatario tenía que acudir a la base de Dover a recibir féretros y consolar a las familias. La opinión pública estaba indignada con la ausencia de respuesta, que oficialmente se ha atribuido a la necesidad de calcular una reacción que no incendiase la región, aunque fuentes del Pentágono dijeron a varias cadenas de televisión que se había demorado por condiciones meteorológicas.
En cualquier caso, ayer los familiares de las víctimas, todas ellas de color, pudieron volver a casa con los cadáveres y el sabor de la venganza en los labios, ya que los ataques comenzaron menos de dos horas después de la ceremonia realizada en la base de Dover en la que se les rendía homenaje.
Washington ha elegido responder fuera de Irán, pero los expertos militares creen que los bombarderos estadounidenses buscarán a los miembros de la Guardia Revolucionaria iraní que se suponen detrás de las milicias para causar daños que duelan más al régimen de los ayatolás. Entre los grupos que la inteligencia militar cree detrás del ataque destacan la Resistencia Islámica en Irak, que según dijo el miércoles el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, es un paraguas que ampara a otros grupos como Kata'ib Hezbollah.
«Este es uno de esos momentos en los que estoy agradecido de contar con un presidente que tiene décadas de experiencia en política exterior», había dicho el senador Chris Coons el jueves, al saber que la Casa Blanca calculaba cuidadosamente la respuesta. «Hay una delgada línea entre enviar un mensaje contundente a Irán a través de sus proxys y evitar la guerra a la vez». En paralelo, el secretario de Estado Anthony Blinken mantenía ayer contactos con Arabia Saudí para programar un nuevo viaje a la región con el que intentar trabar una solución negociada al bombardeo de Palestina, que se encuentra en la raíz de estos ataques. Desde que empezase el 7 de octubre las fuerzas estadounidenses han sufrido 1260 ataques, la mayoría insignificante, según el Pentágono.
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