La oposición israelí alcanza un acuerdo para desalojar del poder a Netanyahu

Todo tenía que estar cerrado antes de la medianoche, que es cuando expiraba el plazo, y el pacto salió adelante pese a las fuertes diferencias entre los firmantes. El único punto en común entre estos partidos de ultraderecha, derecha, centro, izquierda e islamista es el deseo de ver a Netanyahu fuera del poder y ese deseo pudo con todo lo demás.

Rivlin felicitó a Lapid, pero le recordó que ahora «el acuerdo precisa del refrendo del Parlamento» y ese momento tendrá que esperar al menos una semana. Este tiempo juega a favor de un Netanyahu que hasta el último instante intentará boicotear el acuerdo para que no puedan sumar los 61 escaños necesarios. Si saliera adelante esa votación, Bennett será nombrado primer ministro para dos años y entonces cedería el poder a Lapid. Netanyahu quedaría fuera de un puesto que ostenta desde hace doce años.

«Hemos firmado tras lograr acuerdos muy importantes para la minoría árabe», destacó Abbas, convertido en la gran figura del momento. Los dos grandes puntos que pusieron los islamistas sobre la mesa fueron la legalización de aldeas irregulares de beduinos al sur del país y revertir o suspender una ley que facilita la demolición de viviendas ilegales. Conseguidos estos dos puntos, Abbas, que mantuvo también encuentros con Netanyahu y que se ha convertido en pieza clave tras las elecciones, firmó el documento.

Mientras la negociación para formar el gobierno de cambio exprimía cada minuto antes de la media noche, el Parlamento eligió a Isaac Herzog, de 60 años, como nuevo presidente de Israel para los próximos siete años. El exlíder laborista y actual presidente de la Agencia Judía obtuvo 87 votos frente a los 33 de su rival, Miriam Peretz, y jurará su cargo el 9 de julio.

La campaña hacia la presidencia de las últimas dos semanas ha estado marcada por el respeto entre los dos rivales, nada que ver con las descalificaciones e insultos entre los candidatos que aspiran al puesto de primer ministro. «Vengo a construir puentes de acuerdo para unir incluso a los más alejados, aquí dentro de Israel y con nuestros hermanos y hermanas en la diáspora», fueron las primeras declaraciones del nuevo presidente de Israel, un cargo simbólico en un país donde el poder está en manos del jefe de gobierno.

«Querido 'Bougie' (apodo de Herzog), proteger el carácter del Estado de Israel es una gran responsabilidad», le recordó el actual presidente, Reuven Rivlin, en un mensaje escrito en Twitter. Esta responsabilidad no es nueva en la familia, ya que su padre, Haim, fue presidente entre 1983 y 1993. Se trata de una saga ilustre y muy vinculada al liderazgo sionista, ya que 'Bougie' es además nieto del primer rabino jefe del país y sobrino de Abba Eban, el primer ministro de Relaciones Exteriores de Israel y embajador ante las Naciones Unidas y Estados Unidos. «Herzog aportará una imagen mucho más moderada de cara a la comunidad internacional que puede servir de balance ante la llegada de Bennet», aseguró en su columna de opinión Allison Kaplan en el diario 'Haaretz'.