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El pulso entre Israel e Irán sale de la sombra y entra en una nueva fase tras el primer golpe directo y oficial de la historia del Ejército israelí contra la república islámica. Tres semanas después de que los iraníes lanzaran 181 misiles balísticos contra ... el Estado judío, aviones israelíes atacaron veinte objetivos militares en las provincias de Teherán, Khuzestan e Ilam y mataron al menos a dos soldados iraníes. Tras una noche cargada de tensión, con tres oleadas de ataques que superaron las defensas iraníes, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, informó que «la represalia se ha completado y hemos logrado los objetivos (…) Israel tiene una mayor capacidad de acción también en Irán». Ante la posible respuesta, Hagari advirtió a su enemigo de que «no cometa errores».
Autoridades y medios oficiales de Irán restaron importancia a la operación israelí, denominada 'Días de arrepentimiento', y desde primera hora de la mañana transmitieron una imagen de calma y tranquilidad. No hubo llamamientos a la venganza, pese a que el país acababa de sufrir el primer bombardeo de un ejército extranjero desde los años 80, cuando libraron una guerra de ocho años contra Irak. «Es esencial que el público mantenga la calma», dijo la portavoz del Gobierno, Fatemeh Mohajerani, quien indicó que «sólo se han producido daños limitados. El país se encuentra actualmente en un estado normal, e incluso los vuelos han reanudado sus operaciones regulares».
La operación nocturna tuvo como objetivo centros de producción y almacenaje de misiles y la defensa anti aérea de la república islámica. Como ocurrió en Israel tras el ataque iraní, no se hizo un balance de los daños sufridos e inmediatamente se informó de «daños limitados». El ex comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezaei, escribió en X que «la agresión del régimen sionista contra Irán fue más una señal de miedo y huida que una demostración de fuerza».
Por el contrario, el ministro de Defensa hebreo, Yoav Gallant, trató de rebatir a Rezaei y se ufanó de que la flota utilizada en la ofensiva es solo una «fracción» de la fuerza militar israelí. En medio de esta escalada, ahora verbal, sobre los efectos de la ofensiva, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó una advertencia. Preguntado por los periodistas, el mandatario subrayó: «Parece que Israel no ha atacado nada que no fuera un objetivo militar. Espero que esto sea el final».
Fuentes de seguridad citadas por 'The New York Times' aseguran que el ataque duró unas tres horas, en las que se alcanzaron 20 objetivos y algunas de las explosiones se escucharon con fuerza en la capital. Según varios funcionarios israelíes consultados por el diario estadounidense, más de 100 aviones de combate, incluidos drones no tripulados, despegaron de Israel. Para evitar posibles interceptaciones por parte de los aliados de Irán, primero atacaron baterías y radares de defensa aérea en Siria e Irak.
«A pesar de semanas de preparación para este ataque y de informes de que Israel había telegrafiado sus intenciones, los radares y las bases fueron alcanzados con bastante facilidad. Esto podría verse como un mensaje claro de Israel sobre las vulnerabilidades de Irán», apuntó Hamid Reza Azizi, analista del centro de estudios estratégicos Middle East Council on Global Affairs. Azizi alertó del riesgo de que el Estado judío aplique a la república islámica «realizando operaciones limitadas para demostrar moderación, mientras cruza lentamente líneas rojas, preparando potencialmente el escenario para una confrontación mayor».
Con el paso de las horas diarios como The New York Times publicaron filtraciones de fuentes de seguridad que señalaron que uno de los puntos atacados fue la defensa aérea S-300 del Aeropuerto Internacional Imam Jomeini, según dos funcionarios iraníes, que admitieron también ataques contra al menos tres bases de la Guardia Revolucionaria. Otro de los objetivos fue la base militar secreta de Parchin, a las afueras de la capital.
La primera reacción oficial desde Israel fue de la oposición y Yair Lapid criticó la operación porque Teherán «es el jefe del 'Eje del Mal' y debe pagar un alto precio por su agresión (…) La decisión de no atacar objetivos estratégicos y económicos fue equivocada. Podríamos y deberíamos haber exigido un precio mucho más alto a Irán».
El enfado de Lapid llegó en medio de las condenas regionales que encabezó Arabia Saudí y que se extendió a aliados de Israel como Emiratos Árabes Unidos (EAU). Irak, Omán, Jordania, Egipto, Kuwait y Qatar se sumaron a las condenas de esta operación nocturna que abre un nuevo capítulo en la región y que, más que el final de un pulso entre dos enemigos, parece la apertura de una nueva fase que nadie sabe hasta dónde puede llegar.
In response to months of continuous attacks from the regime in Iran against the State of Israel—right now the Israel Defense Forces is conducting precise strikes on military targets in Iran.
— Israel Defense Forces (@IDF) October 25, 2024
The regime in Iran and its proxies in the region have been relentlessly attacking… pic.twitter.com/OcHUy7nQvN
El Gobierno islámico ha advertido de su «deber» de defenderse en referencia a una posible respuesta armada sobre Israel. «Irán tiene el derecho y el deber de defenderse contra actos de agresión extranjeros», ha señalado el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado dirigido a la ONU. Sin embargo, algunos canales árabes han explicado que Teherán habría hecho llegar un mensaje al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu, por medio de intermediarios, en el sentido de que no habrá respuesta alguna. Las Fuerzas de Defensa, por su parte, han trasladado a Irán el aviso de que «no cometa este error» y se adentre en una espiral de violencia.
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