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mikel ayestaran
Corresponsal. Estambul
Sábado, 21 de enero 2023, 20:52
El hiyab entra de lleno en la campaña electoral de Turquía, que acudirá a las urnas el 14 de mayo tras el adelanto de un mes anunciado por un Recep Tayyip Erdogan que cumple dos décadas en el poder, primero como primer ministro y ahora ... presidente. En medio de la crisis económica, con una inflación del 85%, la posible ilegalización del partido kurdo HDP (Partido Democrático de los Pueblos) sobre la mesa y la oposición sin presentar hasta el momento al candidato que hará frente a Erdogan, el debate sobre el uso del velo se ha colado en la agenda de las dos grandes formaciones con el objetivo de lograr los votos de los sectores ultraconservadores y puede acabar en referéndum.
Se trata de uno de los temas más sensibles que se pueden abordar en un país de mayoría musulmana y donde se estima que dos de cada tres mujeres usan velo. El giro al secularismo impuesto tras la caída del imperio otomano a partir de los años veinte llevó a prohibir de forma progresiva el uso del velo en centros educativos y oficinas públicas. Esta situación no acabó hasta 2008 y lo hizo gracias a Erdogan, que abolió esa prohibición con el apoyo del Parlamento. El último paso se dio en 2017, cuando el Ejército autorizó el velo en las militares que prestan servicio.
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Cuando el tema parecía zanjado, la caja de pandora la reabrió en verano Kemal Kiliçdaroglu, líder del socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), quien admitió que su formación había «cometido errores en el pasado» al imponer restricciones al velo y se mostró partidario de convertir en ley el derecho de las mujeres a cubrirse la cabeza en escuelas y puestos de trabajo. Erdogan no dejó pasar la oportunidad, hizo suyas las palabras de su gran opositor y propuso dos enmiendas en la Constitución a los artículos 24 (titulado 'libertad de religión y consciencia') y 41 ('protección de la familia y los derechos del niño'), que han provocado el firme rechazo de los movimientos feministas.
En el artículo 24, la enmienda del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) quiere añadir que una mujer «(…) no debe ser condenada, acusada o discriminada por llevar un velo como parte de su fe religiosa». En el 41, el texto propuesto reza que «un matrimonio solo puede darse entre hombre y mujer». Enmiendas que «chocan con los principios de igualdad, laicidad y respeto a los Derechos Humanos de la Constitución», según un documento conjunto firmado por 171 mujeres, organizaciones de derechos humanos y colectivos LGTBI titulado 'No a las enmiendas a la Constitución'.
«En realidad estamos ante el plan inicial de Erdogan, no es una novedad y hablamos de cambios que son ataques directos al carácter secular de nuestra Constitución. Su objetivo final siempre ha sido el cambio de sistema, quiere imponer la sharía (ley islámica)», opina Özgül Kapdan, miembro de la plataforma de mujeres EŞİK y una de las promotoras de este documento de rechazo.
Según el punto de vista de esta veterana activista de los derechos de las mujeres «estamos ante un caso de manipulación política del tema del velo para sacar votos porque ya no hay problema alguno para las mujeres que se cubren, es algo del pasado que hemos logrado superar y que solo sirve para dividir y generar confusión». Kapdan lamenta que desde la oposición «hay miedo a decir de forma alta y clara 'no' porque temen perder apoyo en las urnas».
En los últimos años Erdogan ha girado hacia los sectores ultraconservadores y ha dado marcha atrás en medidas que habían situado a Turquía como pionero en temas de género como la lucha contra la violencia hacia las mujeres y la violencia doméstica. El líder islamista fue uno de los precursores en 2011 de la Convención de Estambul, un tratado para prevenir la violencia contra las mujeres firmado por 45 países. Una década después, el mismo presidente emitió un decreto para retirarse del mismo y los argumentos esgrimidos por su partido fueron que algunos artículos tenían un impacto negativo sobre «la estructura familiar» y atacaban los «valores nacionales» por describir las relaciones de «personas que viven juntas» sin especificar si están casadas.
Turquía canceló este sábado la visita del ministro de Defensa sueco, Pal Jonson, prevista para el próximo viernes, en represalia por la autorización de una protesta antiturca celebrada la pasada jornada en Estocolmo. La decisión de Ankara añade así nuevas tensiones en un momento en que las autoridades del país escandinavo despliegan la diplomacia para vencer las objeciones del Estado vecino para su adhesión a la OTAN.
El viaje de Jonson tenía precisamente como objetivo superar las reticencias de Turquía al ingreso sueco a la Alianza Atlántica, que requiere de la unanimidad de sus miembros. Ankara bloquea desde mayo las candidaturas de Suecia y Finlandia por considerar que son santuarios de miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y de otras organizaciones que define como «terroristas».
La visita de Pal Jonson «ha perdido su significado y sentido», dijo el titular de Defensa turco, Hulusi Akar, enfadado por el hecho de que Suecia autorizara a un extremista de derecha, Rasmus Paludan, a manifestarse este sábado frente a la Embajada de Ankara en Estocolmo, donde quemó un ejemplar del Corán. Cientos de personas se manifestaron paralelamente en Estocolmo con banderas del PKK, en apoyo a los kurdos.
Las autoridades escandinavas, por su parte, matizaron que la reunión con Ankara ha sido únicamente «postergada». «Las relaciones con Turquía son muy importantes para Suecia y nos alegramos de continuar el diálogo en una ocasión futura», señaló Jonson en Twitter. (Por T. N.)
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