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L. Gil
Viernes, 12 de enero 2024, 08:53
Mientras los combates y bombardeos se suceden en Gaza, Sudáfrica acusó este jueves a Israel de someter a los palestinos de la Franja a «actos genocidas» en la primera vista ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya por esta causa y ... solicitó al tribunal la aprobación de medidas cautelares para «detener del todo las operaciones militares». Durante la primera jornada fue el turno del país africano y este viernes es el de Israel. El nombre de quien tomará la palabra no es, en absoluto, una cuestión baladí. Resulta cuanto menos simbólico que sea el juez retirado del Tribunal Supremo de Israel y superviviente del Holocausto Aharon Barak quien represente a su país. Más aún si se tiene en cuenta que no es una persona afín al primer ministro Benjamin Netanyahu.
Aharon Barak fue magistrado del Tribunal Supremo durante 28 años (1978-2006), los últimos once como presidente. Ya jubialdo, y muy a su pesar, se convirtió en un símbolo para aquellos que consideraban que la reforma judicial impulsada por Netanyahu suponía un atentado contra la separación de poderes. Para los partidarios del primer ministro israelí, Barak se valía de su toga para boicotear los resultados que arrojaron las urnas, mientras que para los liberales, era un defensor de la independencia judicial. Unos y otros se manifestaban en la puertas de su casa en Tel Aviv pancartas en mano. Esa misma casa que ahora, a sus 87 años, ha abandonado para, con el visto bueno del propio Netanyahu, acudir a La Haya a defender el papel de su país en la guerra.
Israel, a través de su Ministerio de Exteriores, ya ha considerado que la denuncia presentada ante la Corte Internacional «carece de base alguna» y ha calificado a los sudafricanos como «el brazo legal de la organización terrorista Hamás». En un comunicado, afirmaron que este proceso «es una de las mayores muestras de hipocresía de la historia, agravada por una serie de afirmaciones falsas y sin fundamento».
La elección del exmagistrado israelí ha sido aplaudida por una amplia mayoría en Israel -salvo por los más radicales del Gobierno-. Doctorado de honor en universidades como Yale u Oxford, quien defenderá a su país de las acusaciones de genocidio fue, además, un superviviente del Holocausto de niño. Un granjero lo sacó escondido del gueto de Kaunas, su ciudad natal, en el que los nazis encerraron a los judíos tras invadir Lituania. Llegó con su familia a Palestina en 1947, un año antes de la creación del Estado de Israel. En los setenta ya era asesor jurídico del Gobierno. El exprimer ministro Menajem Begin, lo incluyó en el equipo negociador del acuerdo de paz con Egipto (1978).
Barak presidía el Supremo cuando el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU declaró ilegal en 2004, en una opinión no vinculante, el muro de separación que Israel había empezado a levantar en Cisjordania. Barak lo autorizó, con variaciones en el trazado.
A la espera del discurso que el exmagistrado protagonice en La Haya, diarios como 'Maarev' apuntaron a que el Shin Bet habría elaborado un informe en el que recomienda defender atacando y «avergonzar a Naciones Unidas por su complicidad con Hamás». Las pruebas consistirían en demostrar que empleados de UNRWA (la agencia de la ONU que trabaja con los refugiados de Palestina) participaron en el ataque del 7 de octubre, que Hamás emplea las escuelas como tapadera para sus túneles y que los contenidos educativos que se imparten en estas escuelas enseñan contenidos que incitan al odio contra Israel.
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