Guerra total entre Hamás e Israel

La abuela israelí que entretuvo con comida y bebida a los terroristas para evitar una masacre

La de la jubilada israelí Rachel Edry agasajando con golosinas a los terrorista de Hamás durante la invasión de su casa será otra. Esta mujer, que nació hace 60 años en lo que hoy es Irán, pasó 15 horas mimando a sus captores en su vivienda, situada en Ofakim, una ciudad mayoritariamente religiosa cerca de la frontera con Gaza que tiene 29.000 habitantes.

Todo sucedió en la madrugada del sábado al domingo, cuando varios hombres armados que se identificaron como miembros de la organización palestina se plantaron ante su puerta. Entraron en el dúplex sin preguntar, exhibiendo sus AK-47, y la jubilada decidió que en vez de resistirse y gritarles, lo mejor era atenderles como si fueran invitados, cuenta la prensa local.

Junto a su marido, David, les ofrecieron comida y bebida porque «un hombre hambriento es más peligroso que uno recién alimentado». También les dieron conversación en su rudimentario árabe, se contaron chistes e, incluso, cantó con ellos una canción en hebreo del popular cantante israelí Lior Nakis, que fue a Eurovisión por su país en 2003. Así transcurrieron nada menos que 15 horas, en las que la mujer pidió en varias ocasiones ir al baño desde donde hacía señas hacia el exterior para que vieran que seguían vivos.

Los Edry también sortearon las preguntas de los visitantes con soltura. Incluso las que se referían a sus hijos. Los captores encontraron pruebas que apuntaban a que eran policías, pero el matrimonio les dijo que habían emigrado a Estados Unidos, una mentira. Aguantaron así hasta que las fuerzas policiales se presentaron en la casa por la fuerza. El grupo de agentes, además, tenía entre sus miembros a los dos vástagos de los Edry.

Lanzaron una granada y luego hubo un tiroteo. David se echó sobre su mujer para protegerla y le agarró la mano: si morían, querían que los encontraran así. Pese a la violencia, la pareja salió ilesa y feliz. «No puedo creer que esté viva», dijo ella a la agencia de noticias Walla.

El resto de los vecinos tampoco se lo creía, había sido casi un milagro divino. «Es alentador porque muestra que Dios nos está cuidando y que con su ayuda tenemos el ingenio y la humanidad para superar la brutalidad bestial de nuestros enemigos incluso cuando estamos contra la pared», declaró Daniel Mualem, de 33 años y vecino de los Edry, al periódico local 'The Times of Israel'.

La casa, eso sí, quedó acribillada a balazos y con restos de sangre que horas después el matrimonio trataba de limpiar. No solos, junto a ellos, varios residentes estaban allí para dejar el lugar lo mejor posible. Los jubilados no han vuelto a su hogar, pero muchos residentes están dejando regalos en la puerta en lo que ya se ha convertido en un lugar de peregrinaje.